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Una mujer y sus hijas evitan el desalojo y logran un alquiler social en Valencia

El banco acepta un acuerdo con la afectada pese a no ser la propietaria del piso El banco creía que el piso estaba vacío

Felipe Betim

“Raquel, no estás sola, estamos contigo”. Llorando y abrazada por integrantes de La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Raquel Batlles Lucas ha celebrado este lunes que no se quedará en la calle con sus dos hijas y que ha conseguido un alquiler social concedido por el banco Novacaixagalicia. Pero su caso ha sido una excepción: ella no es propietaria, sino una inquilina de un piso en la calle de Islas Canarias y no posee una hipoteca en ese banco. Tampoco es su cliente, lo que en principio impedía este acuerdo.

Esta mujer de 31 años vive con sus dos hijas de seis y tres años, y entró a vivir en el piso hace poco más de un año. Venía huyendo de una situación de malos tratos y el entonces propietario le dejó las llaves para que tuviera un lugar donde vivir, sin necesidad de pagarle alquiler. Hace un tiempo este hombre desapareció. Y dejó de pagar la hipoteca. El piso salió a subasta y se lo quedó el banco.

La entidad había solicitado que Raquel abandonara el piso a las 12.15 de la mañana de este lunes. La PAH, sin embargo, logró horas antes que la justicia parara el desahucio para poder negociar con el banco un alquiler social. El juez le había dado a Raquel dos meses -los de julio y agosto-.

El banco ha afirmado esta mañana que creía que el piso estaba vacío. "El juzgado nos dijo que el piso estaba libre", han señalado fuentes de esta entidad financiera, "pero en cuanto supimos que tenía inquilinos paralizamos el procedimiento de forma inmediata. Nuestra política pasa por buscar otras soluciones cuando el piso se encuentra ocupado".

Tras desaparecer el propietario del piso en el que vive Raquel, hubo un juicio y se le comunicó que tras la subasta tendría que desalojarlo. "Me dijeron que no me preocupara, que eso podría tardar seis meses o un año... que ya me lo notificarían, por eso pedí que me avisaran con dos meses antelación, pero me avisaron hace poco más de una semana, el 21 de junio, y el desahucio era hoy", ha lamentado.

Ella y sus hijas sobreviven con los 426 euros al mes de la Renta Activa de Inserción (RAI) y desde el principio estuvo dispuesta a pagar un "pequeño alquiler social" para poder continuar en esta vivienda, según ha asegurado.

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Raquel también tiene una carta de los vecinos en la que destacan que se trata de una "vecina querida" en la finca, y otra del centro escolar donde cursan sus estudios sus hijas. "Si para un menor los cambios pueden ser un trauma, si es por desahucio eso puede repercutir tanto a nivel académico como psicológicamente", afirma Gema Palomo, miembro de la PAH.

Después de una mañana de incertidumbre y de idas y venidas, a las 2.20 de la tarde de este lunes, José Luis González, activista de la PAH que ha negociado junto al banco, ha anunciado el acuerdo: le han concedido a Raquel un alquiler social, inferior al 30% de su renta.

El banco, en principio, iba a llevar el caso a expertos de la entidad, ya que Raquel no es cliente suyo, según ha contado González. “Dijeron que a lo mejor le daban otra vivienda”, ha asegurado. Pero al final, Novacaixagalicia ha aceptado hacer una excepción por “tratarse de un caso especial”.

El piso se iba a quedar vacío. "Además, es un banco nacionalizado, por lo que sus casas son nuestras, del pueblo", ha defendido Palomo. A su entender, "no se puede permitir que los bancos acumulen viviendas vacías y la gente se quede en la calle y las instituciones públicas no nos proporcionen una vivienda digna porque es un derecho que se está vulnerando".

Como plataforma van "a presionar". "No pensamos consentir estos atropellos, hay que cambiar esta ley. Los parches que hace el Gobierno no sirven para nada", ha criticado. Así, ha hecho un llamamiento para que los afectados por los desahucios "acudan a su PAH más cercana. Unidos vamos a acabar con estos atropellos e inmoralidad", ha sentenciado.

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Sobre la firma

Felipe Betim
Nacido en Río de Janeiro, ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Escribe sobre política, temas sociales y derechos humanos entre otros asuntos. Es licenciado en Relaciones Internacionales por la PUC-Río y Máster de periodismo de EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid.

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