El colegio de A Coruña donde los deberes están prohibidos por ley
Las denuncias de un padre fuerzan a que en un centro se cumpla una norma de 1997 que impide poner tareas
A los alumnos de los primeros cursos de primaria del colegio del Isidro Parga Pondal, en el municipio coruñés de Oleiros, no se les puede poner deberes para hacer en casa y esto es así porque un padre se ha acogido a la literalidad de una orden de la Consellería de Educación de 1997 en la que se estipula que a los niños no se les puede mandar trabajo para casa. Una norma que lleva vigente 16 años en Galicia y que en la práctica solo se aplica si alguien presenta una reclamación.
Desde el colegio reconocen que un inspector se personó en el centro tras recibir una queja de un padre por la cantidad de deberes que tenía que hacer su hijo y que desde ese momento se ordenó cumplir la orden y se prohibió a los profesores mandar ejercicios a los alumnos. De la norma administrativa se salvan pequeñas excepciones: “Si un niño está enfermo se le pueden mandar cosas para que recupere los días que perdió, algunas lecturas de periódicos o trabajos de investigación pero muy poco y en casos muy puntuales”, reconoce un portavoz del colegio.
"El hogar no debe ser un espacio de aprendizaje, sino un lugar donde se afiance lo que se ha aprendido en clase, de refuerzo", piensa la pedagoga María Teresa Rodríguez Estévez. "Si un padre denuncia es que probablemente el niño traiga tareas que no ha visto en clase. Y los deberes deben ser de cosas que el niño ya sabe hacer, no nuevas. Sino los padres tienen la sensación de que los niños no hacen nada en el colegio, que vuelven como salieron por la mañana. Tiene que haber una responsabilidad repartida de las familias y los profesores", razona la coordinadora de preparadosparaaprender.com. "Las tareas tienen que servir para establecer rutinas pero dejando tiempo para otras actividades y estar individualizadas".
La mayoría de los padres se muestran contrarios a esta situación y han decidió recoger firmas para defender la libertad de los profesores para desarrollar sus programas educativos. “En el colegio que está a cuatro kilómetros los niños tiene que hacer los deberes y no hay ningún problema”, afirma Belén Fernández, una de las madres del centro, que han decidido recoger firmas para presentarlas ante la Consellería para que derogue esa orden . “Yo conozco padres que han ido a tutorías porque sus hijos van mal en matemáticas y no han conseguido que los profesores les pongan ejercicios de refuerzo por miedo a las inspecciones”, reconoce Fernández. Algunos educadores del colegio han sufrido hasta tres inspecciones en lo que va de curso. Desde la ANPA se han limitado, hasta el momento, a ofrecer su apoyo logístico a los que quieren recoger las firmas. "Vamos a convovar una asamblea porque tenemos padres a favor y en contra de las tareas escolares, hay que debatirlo y tomar una decisión", aseguran desde la asociación.
En la Consellería de Educación aseguran que hasta que se apruebe la ley Lomce del Gobierno no tiene previsto plantearse la posibilidad realizar algún cambio en esta normativa. Y que por lo tanto es de obligado cumplimiento por parte de los centros. En España, casi un tercio de los alumnos de primaria excede ese tiempo de dos horas diarias que señala como límite lógico la profesora Diane Ravitch. Además, la Sociedad Española de Psiquiatría, han alertado del aumento del estrés entre unos niños cuyas agendas no dejan de crecer. Más del 90% de los estudiantes españoles de enseñanza obligatoria (de 6 a 16 años) desarrolla alguna actividad extraescolar, y algo más de la mitad, dos o más a la semana.
El pasado enero la La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos CEAPA se mostró contraria a un "exceso de deberes" creciente en España. Y remarcó el hecho de que la sobrecarga puede provocar desigualdades sociales entre los niños con desigual nivel socioeconómico y cultural. El Ministerio de Educación, que no tiene constancia de ninguna denuncia más por este motivo en España, recuerda que las competencias educativas están transferidas a las autonomías y no puede interferir.
En 2009 dos abogados canadienses consiguieron que sus hijos dejasen de hacer cada tarde deberes, al considerar que las tareas no ayudaban a su formación académica, convirtiendo su casa en un "un segundo turno". A cambio, los niños tendrían que hacer el trabajo en clase, acudir cada día suficientemente preparados y estudiar para los exámenes. En su hogar, en cambio, la Justicia determinó que tendrían que leer diariamente y practicar con los instrumentos musicales.
Con información de Elisa Silió
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