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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Adiestrando a los cachorros

Casi todos ellos visten de una manera prácticamente idéntica y se expresan como el que se esfuerza por no salirse de un guión muy repetido

Los observo a menudo, en una cafetería cerca de casa con una parroquia muy próxima, así que el horario de sus reuniones quizás depende del establecido para las misas, porque en ocasiones entro a la iglesia a curiosear un poco, lo que me deprime enormemente (qué hacen muchachas y chicarrones muy bien alimentados, acompañados o tal vez vigilados pos sus padres, siguiendo una ceremonia tan siniestra y fantasiosa como una misa), y a continuación veo a los mismos comiendo o cenando animadamente en esa cafetería que lleva una estupenda colombiana, a la que supongo otras aficiones, y sobre todo los escucho en sus momentos de descanso gastronómico, una vez cumplidos los deberes con los asuntos del alma, un descanso ululante de mandíbulas que destrozan el marisco, así que los veo, los observo y los escucho, y allá van ellos, los cachorros del PP en esta zona, siempre acompañados por algún dirigente adornado de sus canas y su tripa, soltando barbaridades irreproducibles entre risotadas de impertinencia y esa propensión al jolgorio producida por una temprana afición a la cerveza, indicio de una celebración que se produce después de haber alcanzado algún acuerdo, el que sea, en la sede de la agrupación, que viene a ser como todas, según he podido comprobar, es decir, cinco señoritos todavía jóvenes en la mesa presidida en el centro por el político maduro del partido, o responsable de zona, o vete a saber qué, y una docena de personas, o eso parecen, desparramadas por la sala que escuchan o intervienen según vayan las cosas, aunque ignoro de qué clases de cosas se trata, porque sucede que todos dicen más o menos lo mismo, y hay que considerar que al menos tienen ocasión de expresarse, y porque casi todos ellos visten de una manera prácticamente idéntica, con su camisita y su canesú, y se expresan como el que en lugar de haber aprendido su lección se esfuerza por no salirse de un guión muy repetido, tomado de quién sabe, qué argucia de argumentario, y qué le vamos a hacer si van a piñón fijo, si no piensan más que en ellos mismos, si reproducen los chascarillos esgrimidos pos sus jefes en escenarios de mayor alcurnia y mejor sueldo como ejemplo de razonamiento admirable o como consigna a seguir o como expresión palmaria aunque algo rastrera de aquello de que el que se mueve no sale en la foto, y eso en lo que se ve, porque en lo que todavía permanece oculto ni se sabe en qué quedarán estos cachorros tan puestos dentro de unos pocos años, quizás ellos no lo saben o lo temen o lo intuyen, lo que por ahora contribuye a acrecentar un ardor guerrero sin atributos y una cierta dejadez respecto a las consecuencias de lo que se disponen a hacer sin apenas saberlo, ignorando que más pronto que tarde su ambición les llevará a disfrazarse con vestimentas de tonos oscuros o negras como la desesperación para apuntalar las tropelías en las que se dejarán caer con gusto primero y angustia después, convertidos ya en cuervos carroñeros, lejos de la juventud y de sus corrompidas esperanzas y demasiado cerca del gran dinero.

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