Distintos estudios para repartir los vuelos

Para decidir el futuro de los tres aeropuertos gallegos la Xunta no solo tendrá en cuenta el estudio que realizará la empresa estatal AENA. Al tiempo que el comité de coordinación aeroportuaria formado por Fomento, Xunta y ayuntamientos anunciaba ese análisis, el Gobierno gallego encargaba por su cuenta otro plan estratégico del sistema aeroportuario. Según la Xunta, y pese al nombre coincidente, será un documento distinto pero complementario del “plan estratégico” de AENA. El lunes, al término de la reunión de coordinación, el conselleiro de Infraestruturas, Agustín Hernández, dijo que las decisiones deben “nacer” del análisis que realizará AENA, pidió “dejar trabajar” a sus “técnicos” y apostó por “a partir de esa reflexión, sentarse a analizar la mejor fórmula”. Y en nota de prensa insistió en que “la Xunta tomará las decisiones [...]teniendo en cuenta los criterios y las conclusiones que se deriven del Plan Estratégico que elaborará AENA”.

Pero diez horas antes, y sin comunicarlo al comité, otro departamento presente en la reunión, Turismo de Galicia, dirigido por Nava Castro y dependiente del presidente de la Xunta, licitaba su propio plan estratégico. Costará 30.000 euros, estará redactado en 75 días y aunque lo elaborará una empresa externa, lo dirigirá Turismo. Ese departamento guardó ayer silencio y fue Infraestruturas el que aclaró que ese plan “es complementario” del de AENA y se centrará en las competencias autonómicas: promoción turística y movilidad entre las terminales. Sin embargo, según sus pliegos de condiciones el plan de Turismo detallará “qué nuevas rutas deberían formularse, cómo deberían gestionarse, desde qué aeropuerto(s) debería(n) operar, qué cuestiones sería preciso modificar en la gestión que actualmente se lleva a cabo, cómo debe formularse la promoción de rutas aéreas en Galicia para que resulte eficiente”. Pese a ello, Infraestructuras insiste en que el plan “fundamental” será el de AENA, que la Xunta se basará en datos técnicos y que no actuará por interés político o localista.

Todos, Xunta y ayuntamientos, saludan en principio el enésimo intento de buscar una “estrategia común coordinada” entre los tres aeropuertos. Pero las posturas están lejos de un mínimo acercamiento. Y al margen de posiciones localistas, el dinero es el que divide a las tres ciudades. Esta nueva busca de una política coordinada llega tras sucesivos fracasos. El último, hace un año. Nulo fue el resultado de la política de promoción publicitaria de Galicia y sus ciudades con la que la Xunta sustituyó entonces las ayudas directas a compañías aéreas.

Si bien la Xunta ha vuelto a abrir la puerta a retomar esas subvenciones públicas, Fomento y el Gobierno gallego se niegan en redondo, como dejaron claro el lunes, a confirmar que se reabrirá ese grifo. Aunque todo apunta a que, como asegura el alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, es “el elemento central, para nada secundario” en el que debe basarse una nueva estrategia para tratar de poner fin a la constante caída de pasajeros en las tres terminales.Mientras A Coruña ya retomó hace un mes y en solitario esa estrategia de ayudas directas a aerolíneas, con casi cuatro millones de euros para este año, los alcaldes de Santiago y de Vigo, aunque totalmente confrontados en este asunto, coinciden en un punto: la necesidad imperiosa de los tres aeródromos de hacer frente común para contrarrestar la “estrategia agresiva” de Oporto, en palabras del regidor compostelano, Ángel Currás (PP).

La ciudad lusa, gracias a una constante y tenaz política de incentivos que consiste en entregar subvenciones solo a vuelos que hayan demostrado durante dos años ser viables, ha logrado en el último lustro captar el 60% de los usuarios de los cuatro aeropuertos de la eurorregión Galicia-Norte Portugal. En 2006, los tres gallegos aún sumaban casi un 20% más de pasajeros que el de Oporto, que ahora ya supera los seis millones de usuarios anuales. Más de la mitad los aportan vuelos de bajo coste con ayudas públicas. Mientras, en Galicia desaparecen los vuelos nada más finalizar los convenios subvencionados. Santiago depende de la renegociación a finales de año de los 800.000 euros que la Xunta paga a Ryanair para volar a Francfort, Londres y Milán. Y todo apunta a que el Gobierno gallego se verá abocado a renovarlo para garantizar la viabilidad de Lavacolla y frenar su sangría de pasajeros. Por mucho que se enfade Vigo, que no recibe ni un euro y clama por “competir en igualdad de condiciones”.