Un ciclón del piano llamado Yuja Wang
La pianista pequinesa actúa esta noche en el Auditori de Barcelona y mañana tocará en Girona
Tiene un dominio del piano asombroso, pero en escena no juega la carta del virtuosismo fácil. No lo necesita. La joven pianista china de 26 años Yuja Wang (Pekín, 1987), una de las grandes revelaciones de los últimos años, se mete al público en el bolsillo con una excitante combinación de naturalidad, carisma y talento pianístico. Nada de poses ni trances de cara a la galería, el escenario es su hábitat natural y en él se muestra tal y como es: vital, enérgica y con arrolladora personalidad. Adicta a la moda, -su imagen atrevida causa furor en China, donde millones de adolescentes siguen su carrera como si fuera una princesa del pop- y con una agenda de infarto – 120 conciertos al año dan prueba de su vitalidad- Wang, que hace dos años cautivó al Palau de la Música, debuta en el Auditori de Barcelona y mañana actuará en el de Girona con un programa que refleja el carácter y la personalidad de una artista que rompe moldes.
Su imagen atrevida causa furor en China, donde millones de adolescentes siguen su carrera como si fuera una princesa del pop
Música rusa, francesa y estadounidense comparten protagonismo en un programa plagado de exigencias técnicas y musicales: las Sonatas núms. 2 y 6 de Alexander Scriabin, la apasionada Sonata núm. 2 de Serguei Rachmaninov y esa fiesta de ritmos y colores que es La valse, de Maurice Ravel. Y como contrapunto actual, Gargoyles, op.29, una pieza del estadounidense Lowell Liebermann de máximo virtuosismo.
La intensidad y el sentido del color son seductoras armas de Wang, cuya formación refleja ese fascinante cruce de cultural que está llamado a transformar el panorama musical en los próximos tiempos: disciplina rigurosa en sus primeros años de estudio en Pekin, donde se inició en el piano a los 6 años; después una completa y más flexible formación musical y artística en Calgary (Canadá); y etapa de perfeccionamiento final en uno de los centros musicales de referencia de Estados Unidos, el Instituto Curtis de Filadelfia, donde se graduó en 2008.
Tiene una gran facilidad para conectar con el público y comunicar sus emociones
En su meteórico ascenso ha contado con el respaldo de célebres directores como Claudio Abbado, Lorin Maazel, Valeri Gergiev y Gustavo Dudamel, y el apoyo de una multinacional del disco, Deutsche Grammophon, donde graba sorprendentes propuestas que reflejan una infinita curiosidad por combinar repertorios, de Scarlatti a Chopin, Stravinski y Ligeti.
Siguiendo el modelo de su máximo ídolo pianístico, Vladimir Horowitz, el pianista supremo, Wang muestra en el escenario una concentración extrema y busca espacios para la poesía y la intinidad incluso en el más apasionado fuego virtuoso. Y tiene una gran facilidad para conectar con el público y comunicar sus emociones, cualidad nada despreciable en un momento en el que la música clásica busca desesperadamente captar la atención de los más jóvenes para asegurar su futuro.
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