Besteiro, a la carrera

La corbata negra con topos blancos entra y sale bajo el jersey de pico también negro del presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, en función de su agenda. Está, perfectamente anudada al cuello con nudo estrecho, a la hora de presentar a la prensa el congreso de cultura digital y redes sociales que traerá a Lugo en junio a gurús de Internet como Nacho Escolar, Mario Tascón (exresponsable de Internet de EL PAÍS y El Mundo) o el fundador de Actuable, Francisco Polo. Y sigue ahí cuando el hombre que ha dado el primer paso por liderar el PSdeG aparca, él mismo, el Land Rover de la institución en A Fonsagrada, donde firma un convenio para que el ayuntamiento más extenso de Galicia pueda salir de la angosta casucha de 80 metros cuadrados que data de 1926 y mudarse a un edificio funcional con más comodidades. La caldera de biomasa que paga la Diputación para calentar las dependencias municipales quemará restos de pino de A Coruña, y Besteiro se apresura a consultar a los técnicos si no podría aprovecharse el verde de la provincia.

Es miércoles 15 de mayo y en lo alto de este municipio que se codea por el este con Asturias la primavera depara aguanieve al visitante. El presidente provincial la combate con un caldo rápido en una tasca sin dejar de estrechar manos: ahora al cura, después la carnicera, el obrero que adecenta la fachada... Y al llegar a Manuel, el fotógrafo local, aprovecha para darle un consejo sobre su propio negociado: “Cuidado con quien te retratas porque los amigos pasan pero las fotos quedan”. Pronto aclarará que no se refiere al reciente respaldo del alcalde coruñés Francisco Vázquez al aspirante socialista, sino a las malas compañías del presidente Feijóo allá por los 90. “Y si José Ramón llega a la Xunta...”

En el recorrido de Besteiro, por institucional que sea, late la carrera para liderar el PSdeG, que ya ha consumido unos 3.000 kilómetros desde que anunció el pasado marzo su intención de suceder al secretario general, Pachi Vázquez. En las últimas semanas ha rediseñado su campaña para estirarla hasta agosto, fecha prevista para las primarias. El objetivo es acercarse a las 40 comarcas de Galicia y celebrar en todas encuentros con la militancia.

De vuelta en la Diputación, tras visitar las obras de la residencia de mayores de A Fonsagrada (que he la valido un conflicto institucional con la Xunta) y de un centro de despiece de caza con el que pretende favorecer el turismo cinegético y sacar al mercado la carne de corzo y jabalí de aquellos cotos, Besteiro aparca el todoterreno de Gobierno y toma un coche del partido para mitinear en la “montaña roja”. Llama así a los feudos socialistas que aún resisten a la hegemonía del PP en municipios como Becerreá, Pedrafita y Navia de Suarna. Los tres alcaldes están sentados a la mesa junto al presidente provincial. El de Becerreá, Manolo Martínez, ejerce de anfitrión y reconoce que “a ningún amigo se le aconsejaría hoy pelear por liderar el PSOE”. Público de mediana edad, mayoritariamente varón, un adolescente en primera fila. La corbata de Besteiro vuelve al bolsillo interior de su chaqueta. Intenta hablar al centenar de asistentes sin micrófono y cultivar esa distancia corta donde sabe que gana. Pero en las filas de atrás no se oye y acaba recurriendo a los altavoces para su alegato sobre la política, el sector público y el partido socialista “que en 134 años de historia ha vivido momentos peores”. Como en 1993, en pleno declive del felipismo cuando Besteiro se afilió.

“¿Se pudo montar el Estado de Bienestar tras dos guerras mundiales y no somos capaces de mantenerlo ahora? Hemos de dirigirnos a esa 90% de la gente que vive peor. Desconfiad de los que dicen que no le interesa la política, esos son del PP”. Su discurso incluye una defensa de Felipe González, Zapatero, Laxe y Touriño que ya no se estila en boca de dirigentes socialistas. La hora de coloquio da para media docena de preguntas y alguna loa al lider “que no estaba preparada” según se apresura a aclarar el propio interesado. Repite anuncios sobre regeneración democrática, vuelta al municipalismo y el reequilibrio territorial. ¿Medidas concretas? ¿Es cierto cómo dicen algunos de sus rivales que no se moja nunca? “No puede estar uno con el bañador siempre puesto”. El equipo de comunicación da a entender que la letra pequeña de su programa se irá conociendo de aquí a agosto. Sobre pactos con otros aspirantes no quiere oír hablar. “Es hora de escuchar a las bases”.