Ryan Gosling en la Guerra Civil
Bravo Fisher! presenta hoy ‘El valle invisible’, un disco escrito en español con la huella iniciática de la película ‘Drive’ y parada en la batalla de Madrid
No es lo habitual que un artista de pop electrónico (o “electrónica” a secas, como él mismo se define a veces) grabe discos conceptuales, con una historia que recorre todas sus canciones, y mucho menos que una de ellas esté ambientada en la batalla de Madrid durante la Guerra Civil. Ocurre en El valle invisible, el segundo álbum de Bravo Fisher!, alias artístico de Guillermo Galguera: “Quería hacer una historia sobre el viaje iniciático de un antihéroe, y para inspirarme releí La odisea y volví a ver Drive, que es un viaje iniciático a su manera, aunque sea en pocos días”.
Galguera situó a su antihéroe en los años 30, y en la canción 39 lo coloca como soldado republicano defendiendo Madrid, entre alusiones a La conquista del pan, de Kropotkin, libro básico del anarquismo: “La electrónica no suele ahondar en temas serios, pero yo me puse el reto de contar algo interesante. La Guerra Civil siempre ha estado muy presente en mi hogar, a mi padre le interesa mucho, y puse al personaje como soldado del bando de los perdedores, tratando de hacer dos revoluciones: la personal y la colectiva”, explica Galvanera, un vallisoletano que estos días cumple los 30 y cuyo padre, Miguel Ángel, es escritor. “Cuando estaba pensando la historia me acordé de una novela de mi padre, que se llama precisamente El valle invisible [2001]y me gusta mucho. La volví a leer y cogí algunos personajes como homenaje”.
Lo que sí es de puño y letra de Galguera hijo es la Ítaca del protagonista del disco, la cual abandona y a la que vuelve (para volver a marcharse), y que bautizó como Floridablanca, un difuso recuerdo de su época como profesor de inglés (antes, quiso ser futbolista: “Soñaba que jugaría en el Valladolid y luego ficharía por el Madrid, pero a los 15 dejé la pelota por la guitarra”, cuenta). “Durante una época di clases en el colegio del monasterio del Escorial”. explica Galguera: “Al principio llegaba a El Escorial un poco de bajón y siempre me fijaba en el cartel de una calle por la que pasaba, llamada Floridablanca. El subconsciente me he llevado a recuperar su nombre: era una calle de la que no se veía el final, parecía que acababa ya en el campo, era como una vía de escape”.
El primer disco de Bravo Fisher! estaba cantado en inglés, pero El valle invisible le ha llevado —parece que de forma irreversible— al español: “En cuanto me senté con el cuaderno a hacer el guion de lo que quería contar, me di cuenta de que si le ponía tanto esfuerzo quería la recompensa de que fuera entendido”, revela Galguera: “Hoy no volvería al inglés, pero al principio fue muy complicado, pues la forma de rimar es muy distinta y cambia hasta la respiración a la hora de cantar. También me parecía difícil no sonar cursi, teniendo en cuenta además que mi voz es bastante aguda”. Incluso con un aire femenino, añado. “Siempre me lo han dicho”, confirma el vallisoletano: “Yo no me oigo tan femenino, y a veces me mosqueaba, pero al final lo acepté, y desde entonces canto con más ganas. También, cuando empecé con mis primeros grupos, con 18 o 19 años, estaba muy influenciado por los primeros discos de Muse y por Placebo, que tienen voces muy agudas”.
El chispeante electropop de Bravo Fisher! no tiene ni rastro de esas bandas, y preguntando por referencias más cercanas surge otra vez Drive, protagonizada por Ryan Gosling: “La película me vuelve loco, y puede haber marcado un antes y un después en el cine y seguro que en la música, por su banda sonora: en ciertos territorios de la electrónica se puede hablar de un post-Drive”.
Bravo Fisher! actúa hoy a las 22 h. en El intruso (c/ Augusto Figueroa, 3). Las entradas cuestan 8 euros (9 en taquilla).
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