“Es la peor encuesta en 24 años”
El PP minimiza el sondeo pero prospera la sensación de que, sin los Juegos, Botella no repetirá
Ante los micrófonos, la encuesta publicada por EL PAÍS que refleja un descenso vertiginoso del Partido Popular en la capital (no solo pierde la mayoría absoluta, sino que se queda casi sin posibilidad de gobernar mediante pactos) se interpreta en esta formación como “reflejo de momentos difíciles” —la ministra de Sanidad, Ana Mato, añade que, pese a todo, sigue en cabeza en intención de voto—, “reflejo de la adopción de medidas duras que exigen sacrificios y provocan un lógico desgaste” —el presidente regional, Ignacio González, agrega que “no es el momento de abrir el debate sobre quién será candidato en 2015, ni es la ocupación o preocupación del PP nacional o en Madrid”—.
Con los micrófonos apagados, en voz baja y con rictus serio, la encuesta se convierte en “muy mala”, “con los peores datos en 24 años”. ¿Tanto como para cuestionar a Ana Botella como candidata natural en 2015? Antes de conocer los datos, se afirmaba con cierta rotundidad que la alcaldesa seguiría si ella deseaba seguir. Ahora, hay unos segundos de duda en la respuesta, ya no está tan claro. “Dependerá de los Juegos. Nadie puede apartar a un alcalde que haya logrado los Juegos”, afirma un alto cargo muy ligado al Ayuntamiento. El Comité Olímpico Internacional decidirá el próximo 7 de septiembre entre Madrid, Tokio y Estambul.
“Estamos en un momento muy difícil y yo estoy aquí para trabajar y no para medirme con nadie”, ha señalado esta mañana Botella. “Es muy pronto para decidir nada, yo no pienso en las elecciones”, ha añadido después en Onda Cero. Pero, con los micrófonos apagados, el Ayuntamiento muestra profunda inquietud por la lucha que cree que se ha desatado entre la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, y la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, por colocarse en primera fila en esa carrera por la sucesión que todos niegan.
“Yo no quiero ser la sucesora de Botella”, ha insistido esta mañana Cifuentes. Pero ha aportado otra clave: si la alcaldesa (o incluso el presidente regional, Ignacio González) decide no presentar, entonces “el PP decidirá si abre ese debate”. “En la vida uno no puede descartar nada”, apostillaba Cifuentes. El saludo de hoy de la delegada y la alcaldesa habría congelado el infierno. En los corrillos después del acto, la animadversión entre ambas casas era más que evidente.
En su discurso de hoy, Botella señalaba: “[Madrid es] una ciudad para soñar, pero con los ojos abiertos. Como sueñan los que saben que es mejor no dormirse si se quiere alcanzar una meta”. Hablaba de la candidatura olímpica, pero no sólo.
En opinión del Partido Socialista, más allá de la tragedia del Madrid Arena, la alcaldesa “está muy parada, no habla, no da la batalla, y su propio partido la da por amortizada”. “Botella no tiene mala imagen dentro del PP (es la que mejor parada sale entre los suyos, junto al líder de Izquierda Unida, Ángel Pérez) “porque es la esencia de la marca, pero el electorado nuevo que convirtió esa formación en hegemónica no la ve en la carrera, y por eso la machaca. Botella se equivoca en su estrategia de perfil bajo”.
Los socialistas achacan el fuerte ascenso de IU (del 10,7% al 20,5% de intención de voto) al desplazamiento de ciudadanos descontentos al único partido que juega a estar fuera y dentro del sistema al mismo tiempo: “La gente más movilizada sin elecciones a la vista es la que está fuera del sistema”. Se destaca en cualquier caso la fortaleza del candidato socialista, Jaime Lissavetzky (entiéndase por fortaleza pasar del 23,9% al 22,1%, pero mantener 15 escaños, frente al desplome del partido a nivel regional y nacional), que se explica por “su falta de histrionismo y de bandazos”. “La gente está harta de gritos”, se añade. Su buena valoración relativa entre los ciudadanos (-32, frente al -61 de Botella o al -81 de Alfredo Pérez Rubalcaba) se achaca además a su ligazón con una etapa espléndida del deporte español durante la que Lissavetzky fue secretario de Estado.
Ángel Pérez, que anunció su intención de no repetir como candidato de Izquierda Unida en 2015, bromeaba achacando a eso su fuerte ascenso (de 6 a 14 concejales). De hecho, añadía, si me fuera de España, igual incluso llegábamos a La Moncloa. Luego, ya en serio, la formación quitaba importancia a la encuesta, una foto fija demasiado lejana aún. Para Izquierda Unida, las dos sombras en el horizonte son quién se presentará finalmente como candidato y qué importancia cobrará finalmente Unión Progreso y Democracia. Respecto a lo primero, Pérez sigue firme en su decisión de dar un paso atrás, pero podría repetir si no surge, y hasta ahora no lo ha hecho, una buena opción. Dilapidar el impulso conseguido con nuevas rencillas y una cara desconocida sería absurdo, se repite en la formación.
Pese a que la división interna es casi una costumbre familiar en IU (no más, en cualquier caso, que en el PSM o el PP madrileño), Pérez aparece en la encuesta bien valorado entre los suyos (-5, frente al -6 de Botella y el -9 de Lissavetzky). Todo lo contrario sucede con el líder de Unión Progreso y Democracia, David Ortega (-67). Él lo achaca al desconocimiento entre los ciudadanos tras sólo dos años en el puesto (sólo sabe quién es el 12% de los ciudadanos y el 17% de su electorado), y al nivel de exigencia de sus votantes. “Habrá que trabajar más”, dice. En cualquier caso, a nivel general, es decir, entre todos los votantes, Ortega es el político más valorado. La encuesta ha sido agridulce para UPyD, que confiaba en acercarse al segundo puesto en intención de voto y se mantiene el último (eso sí, pasa del 5 a 7 concejales). “Si el resultado electoral fuera este, es decir, no ser llave de Gobierno, sería un mazazo”, se añade.
Sorprende a UPyD que socialistas y populares no caigan más. Desde el Partido Socialista, en cambio, se pone el énfasis en el altísimo porcentaje de sus votantes que no ha decidido aún su voto, el 16,3%). Las expectativas de UPyD era “muy altas”, y quizá de ahí su desencanto. Se esperaba en cualquier caso una transfusión de votos de socialista y populares, especialmente de los segundos, que no se ha producido. “El PP tiene un electorado muy fiel, y los del PSM se han ido a IU”, se interpreta.
El Partido Socialista, en cambio, considera que UPyD entró antes en Madrid, se consolidó antes, y ahora le cuesta crecer más que en otras regiones. Pero se pone el énfasis en acercarse a ellos, destacando que, políticamente, son “muy razonables”. En eso está también el PP, una vez asimilado que la época de mayorías absolutas es ya historia. La presidenta del partido en Madrid, Esperanza Aguirre, lo tiene muy claro. Y la encuesta publicada por EL PAÍS apunta que UPyD está muy cerca de ser decisiva en la capital.
¿A quién prefiere David Ortega? “Vivimos una final de ciclo, se han acabado las mayorías absolutas y han aparecido dos bloques enfrentados. UPyD puede ser la llave. Votaremos al que más se acerque a nuestro programa”, dice con el micrófono abierto. Su partido nunca ha ocultado que desea usar su fuerza electoral en autonomías y alcaldías para lograr imponer en el Congreso sus líneas maestras. Las elecciones locales y regionales son en mayo de 2015. Las generales, seis meses después. La mayoría de consultados señalan que UPyD podría abstenerse en mayo/junio, permitiendo que gobierne la lista con mayores respaldos, y posponer la opción de pactos de legislatura hasta saber quién ocupará La Moncloa.
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