La nueva percepción de Donovan
El reivindicado cantautor escocés, icono ‘hippie’ de los sesenta y compañero de experiencias de los Beatles, actúa mañana en Madrid con disco en ciernes
“El cantante folk-rock, el poeta espiritual, el místico…, nadie sabía definirme porque soy un artista raro. Hasta que el año pasado dieron en la diana cuando ingresé en el Rock & Roll Hall Of Fame: ‘Donovan inició la revolución psicodélica de los sesenta con su álbum Sunshine Superman’. Un argumento de peso”. La voz de Donovan Leitch (Glasgow, 1946) suena desde su domicilio en Irlanda a etapa dulce. Celebrar la entrada en la aristocracia de la música popular lo devuelve ahora a los escenarios, a punto de cumplir cinco décadas de carrera. Y tras una mini gira estadounidense, mañana miércoles arranca en Madrid su andadura española, con paradas en Bilbao (16 de mayo) y Santiago (el 17). Todas aliñadas con algún atisbo en directo de lo que será Shadows of blue, su primer disco desde el exquisito y ya lejano Beat Cafe(2004).
El músico británico bromea sobre otras etiquetas: “Soné cinco minutos como Bob Dylan, él sonó un año entero como Woody Guthrie”. Lo de supuesto imitador del bardo de Duluth le sirvió para ponerse en el mapa. Aquel folk inicial de guitarra y armónica ascendió en las listas desde el primer single, Catch the wind, publicado en 1965 por un sello estadounidense en Nashville. Y a la meca del country regresó hace meses Donovan para registrar el inminente Shadows of blue. “Aunque describir música equivalga a describir el sabor del agua, es un álbum con canciones de amor y algo de rock céltico a mi manera. En realidad, nueve temas que tenía ya de largo en barbecho y otros dos recién compuestos. Nunca he dejado de escribir pero necesito sentirme inspirado”. A su impronta Donovan añade en el disco “sonidos de cuando nació la música popular estadounidense”. En realidad, viene a ser un tributo a sus raíces: “Irlandeses y escoceses llevaron a América ideas políticas y la música que derivó en el country, del que a su vez surgió el rock & roll”.
La musicalidad de Irlanda le sirve igual al cantautor escocés para explicar sus lazos con los Beatles que la reivindicación de su propia figura por parte de los Happy Mondays, adalides de la escena rave de Manchester: "En todos ellos fluye sangre irlandesa. Contra los segundos me prevenían: “no acudas a su llamada, que están locos’. Como lo estuvimos en mi época, pensé. Y fui porque me gustaba su música. Para mí, son los Rolling Stones de los noventa”.
Conviene adentrarse en la influencia de Donovan en los Fab Four de Liverpool. Les presentó Dylan y enseguida conectaron. Tanto que compartieron en 1968 las célebres seis semanas en la India bajo la supervisión del Maharishi Mahesh Yogi. “Allí en la jungla con los monos, sin nada que hacer salvo meditar y escribir canciones. Era como ser estudiantes de nuevo, aprendiendo a vivir sin la fama”. La técnica del fingerpicking que Donovan empleaba en la guitarra acústica admiró a los Beatles. “La tomé de músicos del folk británico como Bert Jansch pero proviene de la familia Carter en Estados Unidos. John me decía: ‘¿cómo lo haces? Quiero aprenderlo’. Y él y Paul comenzaron a componer así”. El Álbum Blanco contiene muchas de esas gemas, por ejemplo, Dear Prudence de Lennon o Blackbird de McCartney. “Y George se fijó más en las progresiones de acordes; así parió While my guitar gently weeps. Aunque a mí me emocionó que John me pidiera ayuda para Julia, la canción sobre su madre. Quizá pensaba que yo recordaría mejor cómo eran los años de infancia”.
De hecho, Donovan cuenta con varios trabajos destinados a los niños. “Mi padre no paraba de leerme poemas o a Lewis Carroll, una de mis grandes influencias. Adoro la fantasía”. Entre sus obras que incluyen canciones infantiles, A gift from a flower to a garden (1967) se convirtió en el primer box set de la historia del pop. “Antes dichas cajas solo existían en el jazz o la clásica. Y George Harrison logró que su All things must pass tuviera esa presentación alegando mi precedente”. Pero es un tema infantil ajeno, el Yellow submarine de los Beatles, el más famoso de los que llevan su arte. Aunque solo fuera en un verso (sky of blue and sea of green). “Paul vino un día a mi casa a enseñarme sus nuevas composiciones, estaba un poco atascado con la letra. Me sorprendió, viniendo de un tipo con tanta facilidad”.
Lo de jactarse de obra recién concebida ante el amigo músico era frecuente. “Por eso mi productor, Mickie Most, me recomendó no mostrarle a Paul Sunshine Superman en los meses que estuvo sin poder publicarse por los problemas con mi sello previo. Lo hice y, antes de su Sgt. Pepper's, pudieron escuchar una obra que abarcaba jazz, folk, blues y hasta ritmos latinos”. Donovan se rinde ante Most: “Fue el Phil Spector británico. No dominador de la técnica, pero con un gran oído”. Con él alternó lo acústico y lo eléctrico (Hurdy Gurdy Man). Y del primer enfoque tiró Rick Rubin para producirle el interesante Sutras en 1996. “Rick confiaba en la fuerza de mi poesía mística. El éxito del disco fue que gente tras escucharlo me dijera: ‘me deshice de la comida basura y volví a meditar”.
Donovan actúa mañana en el Teatro Lara (22:30), dentro del ciclo Leyendas con Estrella, de Estrella de Galicia
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