“Tengo todo el Mediterráneo encima de mí”, dice Manuel Vicent, en la Fira
El escritor encontró su territorio literario cuando imaginó el Mediterráneo desde el café Gijón.
Se marchó de Valencia en los años sesenta, donde había estudiado y se había enamorado por primera vez. Se fue a Madrid. Hasta entonces había sido Manuel, pero cuando llegó a la altura de Motilla del Palancar, empezaron a llamarle “Manolo”. Y entre uno y otro vivió el escritor Manuel Vicent la “esquizofrenia” de ser un escritor valenciano que vive en Madrid y escribe en castellano, según comentó al mediodía de este sábado en el acto de homenaje de la Fira del Llibre de Valencia, que le ha otorgado su premio especial.
Su "mala conciencia" la purgó en una visita que realizó a Joan Fuster, a cuya casa de Sueca se acudía en peregrinación progre, como "los obispos visitan al Papa". Le explicó su "complejo y problema mental" y el ensayista, de magnífica prosa, le calmó los ánimos: "Tu, tranquil, perquè tu penses en valencià i per tant escrius en valencià". "Me dio su bendición y me marché tranquilo", recordó Vicent, provocando las sonrisas del auditorio. Recordó también aquello típico de la época: "Casa con piano, no se habla valenciano".
El libro resiste la lluvia
El peor enemigo de la Fira del Llibre, al menos de carácter temporal, es la lluvia. El agua frena la asistencia de público, sobre todo en una ciudad como Valencia, acostumbrada al sol. A pesar de ello, varios de los actos organizados por el certamen en los tres primeros días del certamen que concluyó el domingo, 5 de mayo, están teniendo buena acogida, así como las actividades programadas. Entre otros, se ha presentado La calidad periodística. Teorías, investigaciones y sugerencias profesionales, con la participación de Fernando Delgado, Josep L. Gómez Llompart, Reis Juan o Lola Bañón.
El escritor y periodistas de Vilavella, que aprovechó también para firmar ejemplares de su última novela El azar de la mujer rubia (Alfaguara), se mostró tan irónico como en sus libros y artículos. Incidió en cómo en Madrid representa "al arroz, la paella, a Sorolla... Tengo todo el Mediterráneo encima de mí y yo también tengo parte de culpa de ello", relató. "Allí soy el valenciano y aquí, el que se fue a Madrid". Y, como sucede con la mayoría de las cosas, añadió, el escritor descubrió el Mediterráneo en su ausencia.
Sentado frente a una ventanal del Café Gijón, en el paseo madrileño de Recoletos, empezó a imaginar que las orillas del mar llegaban hasta allí mismo. "Entonces me di cuenta de que lo puedes hacer desde la imaginación. Si lo imaginas, además, tienes la ventaja" de librarte de la basura, de los turistas, de "los sudores", indicó el escritor.
El autor de Contraparaiso construyó su territorio literario de sus recuerdos y de su imaginación, si bien en sus dos últimas novelas visita otras geografías de la memoria. Es el caso, de La azar de la mujer rubia, que viene a ser una novela sobre la Transición que se relata a través de una mujer fascinante y de un hombre decisivo, Adolfo Suárez.
Vicent agradeció el homenaje de la Fira y recordó cómo bailaba cha-cha-chá hace décadas en los Jardines de Viveros. Fue presentado por el escritor y periodista Emili Piera, que destacó el humor del autor, su amistad y su visita frecuentes al certamen.
Oficios ilustrados
Un total de 81 obras integran la exposición Oficis Extraordinaris que han realizado otros tantos integrantes de la Associació Professional dels Il·lustradors Valencians (APIV). "Cientos de visitantes se deleitan con la imaginación desbordada en unos trabajos que muestran la pluralidad de estilos de sus autores a la hora de trazar complicidades con sus lectores", según explica una nota de la Fira del Llibre. La muestra es fruto de la colaboración, habitual desde hace unos años, de los ilustradores valencianos con la Fira del Llibre. En esta ocasión, según Pablo Auladell, presidente de APIV, "se trata de una propuesta para toda clase de emprendedores que en lugar de emigrar, decidan buscar alternativas en el mundo laborioso e imaginativo de los ilustradores valencianos".
Oficis Extraordinaris busca iniciativas en la literatura, "que es la manera más insensata de capear el temporal, cuando las cosas van mal", señala Auladell. En la muestra hay vistosos hallazgos inspirados en los clásicos de la literatura universal. "Podemos encontrar propuestas como cocinero de un barco pirata, que evoca la obra de Robert L. Stevenson, o el buscador de utopías, que nos remite a Tomás Moro, o el Lazarillo…", subraya el presidente de APIV.
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