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Subidos a la ola de la crisis

El cierre de Alta Films llega hasta la sesión inaugural del Festival de Málaga Cine Español, que arranca con la película ‘Ayer no termina nunca’, de Isabel Coixet

Gregorio Belinchón
La actriz Candela Peña, durante la presentación de la película 'Ayer no termina nunca', que abre la sección oficial a concurso del Festival de Cine Español de Málaga.
La actriz Candela Peña, durante la presentación de la película 'Ayer no termina nunca', que abre la sección oficial a concurso del Festival de Cine Español de Málaga.Jorge Zapata. (EFE)

Hay tiempos para fiestas y tiempos para tristezas y reflexiones. Y muy a menudo los tiempos, y los sentimientos, se mezclan, se amontonan: en la vida no hay cambios de géneros sino que triunfa el chorro constante de emociones. El asunto viene porque anoche arrancó la 16ª edición del Festival de Málaga Cine Español, con una gala presentada por las actrices Verónica Sánchez y Aura Garrido, en un certamen que además estrena director, Juan Antonio Vigar, y en la que se proyectaba Ayer no termina nunca, un drama de Isabel Coixet protagonizado por Candela Peña y Javier Cámara. Y como la cosa iba de dramas y de amores (como bien había explicado en rueda de prensa la cineasta: “En el fondo, todas mis películas son historias de amor, aunque no lo parezcan. Es cierto que en Ayer no termina nunca no aparece una lavandería [risas ante la mención de uno de sus lugares fetiches cinematográficos], pero yo no la veo tan diferente al resto de las mías. Incluso el título lo he reciclado de un monólogo que corté de un anterior largometraje. De verdad que tengo mucho sentido del humor, pero me siento a escribir y me sale La dama de las camelias), llegó el momento de reflexionar sobre la base de la película, la galopante e inmisericorde crisis económica actual, y sobre la noticia de la semana, el cierre de la productora, distribuidora y exhibidora Alta Films, acompañada de los malos augurios que nacen de las reuniones de integrantes de la industria cinematográfica con miembros de la Secretario de Estado de Cultura para conformar la nueva Ley del Cine.

Por partes. Ayer no termina nunca, presentada en la pasada Berlinale, donde no fue bien recibida, se desarrolla en 2017, en una España devastada por la crisis, a la que el Banco Central Europeo ha rechazado su petición de un tercer rescate. En un cementerio fantasmagórico de bloques de hormigón una pareja separada cinco años atrás se reencuentra para realizar un trámite burocrático. Son J (Javier Cámara) y C (Candela Peña). Y lo que sigue es el desnudo emocional de ese exmatrimonio, que poco a poco se atiza verbalmente con sus mejores puyas, bajezas, miserias y, por qué no, verdades. “A los tres nos ha llegado en un momento especial la película; soy otra actriz después de interpretar este personaje”, confesaba ayer Peña, que se lanzó en cuanto le preguntaban si su actuación podría traerle su cuarto Goya: “Que no me den premios, que me den trabajos. Me cundiría más si me otorgaran el Max Factor al rostro más bonito del cine español, si pesara cinco kilos menos, si midiera 15 centímetros más… Haría campañas de publicidad, tendría menos talento pero más trabajo. Y sin embargo aquí estoy, [hablando]con la boca pequeña porque si no, me dan para el pelo. El ser humano es mezquino, carroñero y no respeta a los otros por pensar de forma diferente. Eso me deja perpleja”.

A su lado Coixet y el productor y distribuidor Adolfo Blanco también reflexionaron sobre el futuro. La primera dijo: “Pelearé por mi profesión sea donde sea. Yo no soy política, ni me interesan los cargos. Solo interesa rodar. Cuando me despierto y paseo por mi barrio, o cuando viajo en avión pienso en todas las ventanas que veo o en todas las lucecitas del suelo que son historias que quedan por filmar”. En Ayer no termina nunca hay un fondo político, social: “Como cineasta hago escapismo de la realidad, aunque como ya soy una chica mayor, manifiesto en el filme mi perplejidad ante lo que vivimos. Pero no quería mensajes políticos, ni creo que los haya”. Peña apuntó mismas maneras en la defensa de la interpretación: “Respeto mucho mi profesión, tanto que la haré hasta subida a una caja si hace falta”.

Así se llegó a Alta Films, a la futura Ley del Cine… Adolfo Blanco, productor y distribuidor de una película que se estrena en salas el viernes que viene, comentó: “Estamos profundamente preocupados, pero debemos de seguir siendo optimistas. El IVA, la piratería… Todo nos hace daño, sin embargo ya antes veíamos un descenso de público. Hay una generación que se ha perdido para el cine. Puede que fallemos en la educación, porque nada hace tanta afición al cine como ver buenas películas. Si en la televisión no se emiten, si estamos todo el rato del fútbol a las noticias del corazón y vuelta al fútbol, no creamos el hábito. La solución está ahí: tenemos que pensar en inyectar el gusanillo del cine”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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