Del juego de pelota
Un libro de Ignacio Ramos narra el auge y caída de Madrid como capital mundial del juego de un deporte asociado al País Vasco
El juego de pelota, de cuño vasco, ajuar de un rico legado cultural que fue expandiéndose por toda la Península, posteriormente hacia América desde el siglo XV, cristalizó en frontones de Castilla, Aragón, Valencia —donde se les llama trinquetes— o Madrid. Muchos de ellos, paredaños de las iglesias de sus pueblos, componen los primeros vestigios de arquitectura civil en pie desde entonces. Ignacio Ramos nos ofrece el panorama de los frontones de la ciudad de Madrid en un libro de llevadero formato y sustancioso contenido. En él da noticia del esplendor y el declive de este deporte cuya condición olímpica, por cierto, bien podría reivindicarse hoy e incluirse luego, como en su día lo estuvo, entre las ofertas diferenciales madrileñas a la capitalidad de los futuros Juegos.
El caso es que Madrid ya fue capital mundial del juego de pelota durante un breve pero intenso periodo coincidente con el asentamiento de la burguesía industrial y comercial vasca en la ciudad, que llegaría a impulsar la construcción de numerosos frontones, algunos de ellos verdaderas joyas de la arquitectura: el de Recoletos, del arquitecto Secundino Zuazo y el ingeniero Eduardo Torroja; el Jai Alai o el martirizado por la desidia municipal frontón Beti Jai que, tras haber sido taller de automóviles, garaje, comisaría y sede de Falange, languidece varado en la calle del Marqués de Riscal desde comienzos del siglo XX. Precisamente entonces, culminó el auge del deporte en Madrid, donde un par de décadas antes había adquirido una expectación social inusitada, que solo la irrupción del fútbol desplazaría del gusto del público madrileño, hasta entonces entregado a seguir con la mirada la audacia de pelotaris con nombres señeros de la cesta-punta como Francisco Villota, el primer medallista olímpico, Chiquito de Abando o El Zurdo de Villabona. Ellos mantuvieron viva la devoción hacia aquel prodigioso juego, que los caprichos del capitalismo local y su correlato, las desaforadas apuestas, sepultaron en el silencio.
Frontones madrileños. Auge y caída de la pelota vasca en Madrid. Por Ignacio Ramos. Contenido, 217 páginas; 10,90 euros. Ediciones la Librería
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