Un salón romántico en medio de la revolución digital
El Teatro de la Zarzuela recrea las reuniones musicales ofrecidas por la aristocracia del siglo XIX
Aquellos que acudan los próximos dos martes a ver el Salón Romántico, en el Teatro de la Zarzuela, probablemente lo harán con algún aparato reproductor de música en la cartera. Sin embargo, van a experimentar la sensación de vivir en un tiempo en que para escuchar sus canciones favoritas no hacía falta ponerse los auriculares. El concierto se remonta a mediados del siglo XIX, cuando la música era la magia que se producía con el contacto de las manos con el instrumento. Un pretexto para que los aristócratas ofrecieran en las salas de sus casas sofisticadas galas donde la atención se centraba en pianistas, guitarristas y violinistas que adaptaban las canciones de moda en aquel momento. “Un regalo para los oídos, una caricia para el alma, un pequeño descanso intelectual”, anuncia el anfitrión Mariano José, un mecenas sin dinero y amante del arte que hace del escenario de la Zarzuela el salón de su “humilde morada”.
Con la ayuda del criado y los invitados, Mariano José introduce a intérpretes de primera fila internacional y obras de compositores españoles y europeos del período del Romanticismo. “Es un formato nuevo de concierto, fresco, divertido y teatral”, define el director y guionista de la obra, César Diéguez, que también interpreta el papel del anfitrión. “Invito al público a que escuche esa música y eche una ojeada a un salón como aquellos”.
Más allá de una sala de conciertos, los salones de la época tenían una atmósfera envolvente, marcada por el sentimiento de proximidad y un espíritu de comunión de ideales, además de la interacción constante entre sus participantes. Representando a los miembros de la élite de la época, los actores recitan poesías, aportan datos sobre los compositores de las obras que interpretan y dan el toque cómico al ambiente. “Se toca y canta la música que estaba de moda en el momento, las más populares, canciones cultas con acompañamiento. Hay solos de piano, violín y guitarra”, anticipó Diéguez durante un ensayo de los actores el pasado jueves.
El escenario con los instrumentos, atriles y butacas de la época intenta recrear los salones del XIX pero con un toque romántico y oscuro. Esta parte teatral ha sido pensada para romper la rigidez de los conciertos tradicionales y acercar al público a las canciones, aparte de iluminar aún más a los músicos.
En la primera función, el número musical empezará con la adaptación de oberturas de las grandes óperas de Rossini. Esa noche se presentarán la soprano Ximena Agurto, el tenor Albert Montserrat, la violinista Leticia Moreno, los pianistas Rubén Fernández Aguirre y Rosa Torres Pardo y el guitarrista Vicente Coves. Al término de cada interpretación los instrumentistas se sentarán con los invitados hasta que suene el timbre y aparezcan los siguientes invitados.
Esta ventana abierta en la Zarzuela por la que se puede observar la vida cultural de dos siglos atrás, se cierra con un pequeño guiño a la actualidad para el deleite de los espectadores que a esa altura de la pieza ya estarán completamente sumergidos en el pasado. “Queremos mostrarles que en esos tiempos, el teatro y la música daban sentido a la vida”, afirma el director de la obra, refiriéndose a 2013 y sin mencionar la palabra crisis. “En un siglo XXI tan acelerado como el que vivimos, permitámonos por una vez que triunfe el sentimiento sobre la razón y que la magia del teatro logre que nos detengamos, que nos traslademos al Romanticismo, que nos quedemos un ratito olvidándonos de todo”, invita Diéguez.
Para los que se pierdan este primer regreso al pasado, tendrán una segunda oportunidad el martes 16 de abril. Este día, el elenco estará integrado por la soprano Ruth Iniesta, el barítono Marco Moncloa, el bajista Ángel Jiménez, los pianistas Miguel Huertas y Vladislav Kozhukhin y los instrumentistas de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid: César Asensi (trompeta), María Teresa Raga (flauta), Vicente Fernández (oboe), Pablo Fernández (clarinete), Francisco Mas(fagot) y Joaquín Talens (trompa). En ambos espectáculos la dramaturgia es de César Diéguez y los actores serán Jacobo Muñoz, Teresa Casas, Marta Suárez Bodelón, José María Rueda, Magdalena Aizpurúa y Juan Rueda.
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