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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La Real Filharmonía exhibe poderío sonoro dirigida por Christoph König

Lawrence Power interpreta el Concierto para viola de Bowen con un canto muy sentido y el bellisimo sonido de su viola Brensi de 1610

En su concierto de abono de esta semana celebrado en el Auditorio de Galicia, la Real Filharmonía de Galicia ha sido dirigida por Cristoph König, que desde este año es su director principal invitado. En la primera parte, la orquesta gallega acompañó a Lawrence Power en el Concierto para viola de Edwin York Bowen. Power, que toca una viola construida en 1610 por Antonio Brensi, hizo una interpretación basada en el bellísimo sonido que extrae de su instrumento y en un canto muy sentido, algo que fue particularmente notable en el Andante cantabile central.

También hizo gala de técnica, con un mecanismo de gran agilidad y un notable dominio del arco. Algún pequeño fallo ocasional de afinación en los mayores saltos hacia el registro agudo, bien salvado con un “recercar” bastante ágil, no empaña una hermosa lectura, adecuadamente situada en el carácter postromántico de la obra. König y la RFG, si obviamos algún exceso dinámico inicial luego corregido, hicieron un gran acompañamiento por carácter y color orquestal.

Tras el descanso, Dvorak. La densidad orquestal del checo fue bien reflejada en la versión de König y su interpretación logró una gran claridad de voces en los pasajes fugados del Allegro non tanto inicial, por la idónea disposición de líneas y planos sonoros. En el Adagio destacó el color de la sección de maderas y algunos momentos de intenso dramatismo. A su final, sin embargo, hubo una cierta caída de la tensión expresiva.

Esta subió de forma natural en el Scherzo, un furiant que evoca inevitablemente la memoria de sus Danzas eslavas. No decayó en el Allegro con spirito final, tocado con fuertes contrastes dinámicos, gran poderío sonoro, una gran expresividad y un momento de evidente desajuste de los metales con la cuerda. Un buen concierto, en resumen, aunque algo por debajo de anteriores actuaciones de König con la Real Filharmonía.

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