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La calle huele a pólvora, aceite y buñuelos

Pasear por el centro de Valencia estos días puede ser una maravilla o un suplicio

El olor a pólvora ya se mezcla con el olor a aceite hirviendo y el run-run de los coches deja paso al ruido de los petardos. Las Fallas de 2013 han llegado y la calle se llena de ninots, carpas, falleros y turistas que visitan las fallas de efímera vida.

Pasear por el centro de Valencia estos días puede ser una maravilla o un suplicio, según se tenga, o no, paciencia. Churrerías abiertas a todas horas en cada esquina... ocupando la acera o bloqueando los carriles bici. Cientos de verbenas con música hasta altas horas de la madrugada... y vecinos que se quejan porque no pueden dormir. Espectaculares monumentos en cada cruce... y calles cortadas al tráfico por las que no puede pasar ni el transporte público. La ciudad se transmuta en Fallas.

Este año las fiestas caen en fin de semana y los hoteleros esperan colgar el cartel de completo. Es el año en que los comercios abren por primera vez en San José, el día grande de las Fallas.

Son fiestas de sonrisas amargas, vaticinan los artistas falleros, cuyos ninots destilan crítica por doquier.

La gente tiene ganas de fiesta pero todo no es optimismo en el mundo fallero. Hace años que se habla de las Fallas de la crisis pero este 2013 está siendo especialmente cruento para los falleros.

Echar la persiana

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Las comisiones plantan monumentos más modestos. Comisiones centenarias se quedarán incluso este año en el camino, especialmente las pequeñas, las de barrio, a las que la crisis ha tocado, y en ocasiones hundido, y que este año bajarán la madrugada del día 20 la persiana de los casales para no abrirla en mucho tiempo.

Pero las fallas no son una isla para la que pasan desapercibidos los cambios. Bien porque Europa no comprende la fiesta o bien porque ha faltado esfuerzo por explicarlas, las exigencias europeas han endurecido el uso de los petardos y los menores de ocho años deben ahora llevar consigo un permiso paterno que les autorice a tirarlos. Tampoco se pueden explotar en cualquier sitio. Incluso para utilizar los de categoría I, las clásicas bombetas.

Además, los falleros han tenido que hacer el curso de “Consumidores Reconocidos como Expertos” (CRE) para tirar los tradicionales trons de bac, artículos pirotécnicos sin el etiquetado de la Comunidad Europea (CE).

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