Medio millar de personas contra el cierre de la fábrica de armas en A Coruña
“Galicia tiene que tener un trato igual al de otras autonomías”, según el presidente del comité de empresa
Siguen las movilizaciones de los trabajadores de la fábrica de armas de A Coruña, sentenciada al cierre a finales de mes. Al día siguiente de la multitudinaria manifestación en Madrid de todos los centros de Santa Barbara en España, propiedad de la estadounidense General Dynamics, la plantilla coruñesa recorrió ayer las calles del centro de la ciudad, hasta la sede de la Delegación del Gobierno en Galicia, en protesta por la desaparición de la única industria de trabajo cualificado que queda en la capital provincial.
Medio millar de personas, entre ellos los portavoces y ediles de la oposición municipal, secundaron la protesta bajo una pancarta con el lema 'Polo futuro industrial e defensa dos postos de traballos'.
“Galicia tiene que tener un trato igual al de otras autonomías”, reclamó el presidente del comité de empresa, Roberto Teixido, de UGT, a la llegada de la comitiva a las puertas de la Delegación del Gobierno. Su titular, Samuel Juárez, ya advirtió hace unas semanas, en nombre del ministro de Defensa, que al tratarse de una decisión de una empresa privada, un ERE que supone el despido de unos 700 trabajadores en toda España además del cierre de la fábrica coruñesa que emplea a 170 personas, los poderes públicos no podían intervenir.
Pero la plantilla de la veterana fábrica de A Coruña han vuelto hoy a reclamar “la implicación del Gobierno para evitar el cierre”. En su opinión, sólo una “solución política” después de la privatización de Santa Bárbara en 2001, siendo presidente del Ejecutivo José María Aznar, permitiría que cierre sus puertas esta industria. “La Xunta y el Gobierno central tienen mucho que decir y no pueden asistir al desmantelamiento de Santa Bárbara como simples espectadores”, agregó el portavoz parlamentario del BNG, Francisco Jorquera, al término de la manifestación.
Una negociación con la multinacional estadounidense, cuyas instalaciones están en terrenos públicos, permitirían que otros se encarguen de su gestión para diversificar su producción, ahora totalmente centrada en las armas para los ejércitos nacionales, en otros sectores de alta tecnología.
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