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Cuatro detenidos por el robo de droga en Nochevieja en Aduanas de Huelva

Es la primera operación policial tras las sustracciones de estupefacientes en Málaga y Cádiz

Javier Martín-Arroyo
Sede de Aduanas en Huelva.
Sede de Aduanas en Huelva. JULIÁN PÉREZ (EFE)

Primer golpe policial a las mafias que roban droga de las sedes oficiales. El atrevimiento de sustraer 1.800 kilos de heroína, cocaína y hachís de los depósitos del Gobierno en los últimos años tuvo ayer sus primeras víctimas, al margen del expolicía juzgado hace un mes en Sevilla y pendiente de condena por el robo de 154 kilos de cocaína y heroína de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. La policía detuvo a cuatro personas supuestos miembros de la banda que robó casi 1.000 kilos de hachís de la sede de Aduanas en Huelva la pasada Nochevieja mientras sonaban las campanadas de año nuevo.

La operación comenzó de madrugada a las 6.00 y además de la detención en Huelva de estas cuatro personas, que fuentes policiales identifican como pertenecientes al grupo que perpetró el llamativo asalto, los agentes realizaron diversos registros en Huelva y Sevilla y tres coches de alta gama resultaron intervenidos. Los registros en Huelva afectaron a viviendas de los barrios de El Torrejón y la Navidad, pero solo se intervinieron documentos y las cantidades de droga halladas fueron mínimas. “Íbamos a por ellos, si te encuentras la droga, bendita sea”, ironizaban fuentes policiales. La dificultad para intervenir la droga robada es máxima, dado que los fardos se trasladan con gran facilidad y son otros grupos de narcotraficantes los que finalmente dan salida a la mercancía en el mercado negro. De hecho, tras los robos en Sevilla (origen de dos de ellos), Málaga, Cádiz y Huelva, la policía no ha recuperado ni un solo kilo de droga.

La banda desarticulada en parte ayer solo ha intervenido en el robo del edificio de Aduanas y carece de vínculos con ninguna otra operación registrada en la comunidad. Los ladrones birlaron una tonelada de hachís de la sede onubense de Aduanas en solo cuatro minutos. Parecía una operación limpia, pero la mayoría de la decena de miembros de esta banda han sido identificados. De momento ayer solo fueron detenidos cuatro, pero la operación se mantiene abierta. Junto a la Udyco de Sevilla, en la operación intervinieron agentes del Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES) y la unidad de Intervención Policial de Huelva. El titular del Juzgado de Instrucción 5 de Huelva que instruye el caso decretó el secreto de sumario, por lo que los detalles de la operación se retrasarán previsiblemente.

Tras las alarmas que produjo el último de los cinco grandes golpes la pasada Navidad, el Gobierno reaccionó y prometió la próxima apertura de un horno oficial para la quema de droga en Andalucía. De este modo, se evitarán los costosos traslados a Asturias que retrasan la quema debido a la vigilancia que el traslado exige. En paralelo, los jueces han tomado nota y la traducción es clara: desde el robo en Nochevieja, Aduanas ha pasado de almacenar 7.000 kilos de droga en sus sedes andaluzas, a solo 800 kilos de estupefacientes. Algo más de 500 kilos se custodian en Cádiz y otra cantidad que supera los 200 kilos se almacena en Motril (Granada). La sede de Huelva, de donde desapareció la tonelada de hachís, se ha quedado sin droga en su almacén.

Mientras, la reforma legal que durante años han exigido los expertos se hizo realidad ayer al aprobar el Consejo de Ministros el Real Decreto Ley para modificar la Ley de Enjuiciamiento Criminal y acelerar la destrucción de la droga incautada. Desde su próxima publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), las Fuerzas de Seguridad destruirán los fardos a no ser que el juez se pronuncie en contra. Hasta ahora los jueces retrasaban durante años la destrucción por las garantías legales, para desesperación de la policía y la Guardia Civil, encargados de la custodia de la droga.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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