El mundo del arte catalán se une para pedir la bajada el IVA cultural
Veintisiete instituciones firman un manifiesto abierto a la adhesión de otras entidades españolas
Tras dos meses de gestación, el mundo del arte catalán ha dado a conocer el El Manifiesto en defensa de la cultura y las artes. Al documento, promovido por el Gremio de Galerías de Arte de Cataluña, se han adherido 23 instituciones más cuatro, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y las fundaciones Miró, Palau y Suñol, que, al no poder someterlo al patronato, aparecen con la firma del director.
Las reivindicaciones contenidas en el Manifiesto vuelven a incidir sobre los temas que se repiten desde hace meses como un mantra, empezando por la subida del IVA cultural del 8 al 21%. “El problema más grave de este impuesto es que en otros países europeos, como Francia o Alemania no supera el 7%, con lo cual la oferta de los galeristas españoles no puede resultar competitiva y es por esto que muchos se están planteando trasladarse o abrir otra sede en países que faciliten su trabajo en vez de ponerle trabas”, indicó Albert Gran, vicepresidente del Gremios de Galerías. No es la primera acción de protesta, que pide al gobierno rectificar la subida del IVA cultural. Ha habido iniciativas en Madrid y otras ciudades del estado español y en Cataluña, a finales de septiembre, las galerías de la Asociación Art Barcelona inauguraron la temporada con una pegada de carteles en contra de esta medida fiscal.
En la pasada edición de la feria ARCOmadrid, el IVA fue el protagonista, ya que la presencia en un mismo espacio de galerías que pagan impuestos tan distintos, creaba una situación de competencia desleal, de facto. “Rectificar es de sabios, así lo hizo el gobierno holandés. Cuando se dio cuenta que subir el IVA cultural no funcionaba, volvieron a bajarlo. El gobierno español debe entender que la cultura es, además, un poderoso motor económico”, aseguró Juan Bufill que acompañó a Albert Gran, en representación de los críticos y a Vicenç Altaió, director del Arts Santa Mònica, en representación de museos y centros de arte.
Los tres se declararon convencidos que otros colectivos del sector se irían sumando al Manifiesto. En ello se subraya la repercusión negativa en sectores tan básicos para la economía española como el turístico con todos los anexos, desde hotel y transporte hasta restauración y comercio. “Esta medida, además de considerar el arte como un producto cualquiera –si bien hay espectáculo como el fútbol que gozan de un trato fiscal preferente-, contribuye a destruir la economía, generar pobreza y finalmente ni siquiera es eficaz desde el punto de vista recaudatorio”, explicó Bufill. El crítico recordó que el estado no debería preocuparse tanto por las financiaciones culturales, si hubiese aprobado una Ley de Mecenazgo “a la altura de los demás países civilizados”
Resultó por lo menos curioso que la lectura del Manifiesto, convocada este martes en el Arts Santa Mònica, tuviese lugar en la sala de actos y no en la espectacular rampa al aire libre, que se asoma a la Rambla, donde habría tenido una visibilidad y repercusión mucho mayores, por lo meno por lo que se refiere a la opinión pública. Aunque la intención de los promotores del documento es hacerlo llegar a “las distintas instituciones que regulan o condicionan la política cultural sobre todo a nivel estatal, pero también autonómico y local”, no dejó de extrañar la escasa participación de los colectivos involucrados. Los artistas y, excluyendo a Gran y Carles Taché, también los galeristas, estuvieron totalmente ausentes, mientras que había representantes de buena parte de los equipamientos culturales, entre otros el Macba, el CCCB, la Fundación Vila Casas y el Museo del Modernismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.