Un joyero hiere de extrema gravedad a dos ladrones
Los asaltantes golpearon a la hija del dueño, que abrió fuego con un revólver para repeler el ataque
El dueño de una tienda de compraventa de oro y de relojes de lujo dejó herido de extrema gravedad a dos supuestos ladrones de nacionalidad serbia que irrumpieron a primera hora de ayer en su local, en el barrio de Salamanca. El dueño del establecimiento, Guillermo Cuadrado, de 54 años, vació el tambor de un revólver para el que tenía licencia de armas sobre los dos presuntos asaltantes. Ambos salieron huyendo tras el ataque, pero uno de ellos cayó desfallecido a pocos metros del establecimiento. El otro acudió en un taxi al hospital Gregorio Marañón, donde fue detenido por la policía.
Eran las 10 de la mañana y los presuntos ladrones entraron en la tienda de Cuadrado, la joyería Arum, en el número 46 de la calle de Ayala, en plena Milla de Oro del distrito. En ese momento, el local acababa de abrir y en él estaban el joyero y su hija. Los dos supuestos asaltantes fueron atendidos por la mujer, a la que pidieron que les enseñase un reloj que tenía en el expositor. Cuando se dio la vuelta para sacarlo, empezaron a pegarla puñetazos por todo el cuerpo. La víctima sacó un pulverizador de autodefensa de pimienta y les roció con él las caras a ambos atacantes.
Estos, lejos de deponer su violenta actitud, sacaron sendas armas blancas con las que intentaron apuñalar a la mujer y a su padre. Pero este fue más rápido y sacó un revólver cargado con cinco cartuchos. Efectuó todos los disparos. Dos de los balazos alcanzaron a uno de los asaltantes y los otros tres al otro, según fuentes policiales.
En libertad con cargos
» Guillermo Cuadrado quedó en libertad con cargos tras prestar declaración ante los agentes del Grupos VI de Homicidios, pendiente de que sea citado por el juzgado que instruya el caso, según informaron fuentes del Gremio de Joyeros.
» Cuadrado lleva toda la vida dedicado al sector de la joyería. En los últimos años había ampliado el negocio con la compraventa de oro y de relojes de lujo. "Es uno de los empresarios conocidos, ya que empezó desde muy joven", destacaron las citadas fuentes.
Uno de ellos salió dando tumbos a la cercana calle de Velázquez. Justo en esa esquina hay una parada de taxis, donde intentó coger uno para salir huyendo. El conductor se negó. Le dijo que esperara a que llegara la ambulancia y la policía. “El chaval ha ido tambaleándose, mientras sangraba de forma abundante. Se ha acercado unos metros y ha caído desfallecido, mientras tiraba un tenderete con algunas revistas”, afirmó Isidoro Pérez, dueño del quiosco situado junto a la parada de taxis.
Según explicó el quiosquero, el hombre, que iba vestido con pantalón vaquero y cazadora negra, estaba completamente pálido por la cantidad de sangre que había perdido. Al poco llegó la policía, que le taponó una de las heridas. Este, identificado como Ealamarevic M., de 32 años, presentaba un balazo en la arteria femoral —una de las más grandes del cuerpo humano— y otro superficial que le había rozado el tórax.
Los facultativos del SAMUR le estabilizaron y le trasladaron con pronóstico crítico a toda velocidad al servicio de urgencias del hospital La Paz, donde entró directamente en el quirófano, según informó un portavoz de Emergencias Madrid. Fuentes de este centro hospitalario explicaron que la víctima había salido estable de la intervención y que estaba ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UCI).
La policía inició las investigaciones para localizar al compinche del herido. Este se presentó, tras coger un taxi, en el hospital Gregorio Marañón. Tenía dos heridas por arma de fuego en el abdomen y otra en el antebrazo. Se trataba de Borja R., también de 32 años y origen serbio. Los médicos le intervinieron de urgencia y anoche no fue facilitada ninguna información sobre su estado. Los facultativos avisaron a la policía, que le custodió en el centro en calidad de detenido.
Guillermo Cuadrado tuvo que ser atendido por los psicólogos del SAMUR de una crisis de ansiedad. Ingresó en el hospital La Princesa para ser sometido a un reconocimiento detallado, ya que supuestamente también resultó afectado por el pulverizador de pimienta. Los psicólogos también estuvieron en todo momento con la hija del dueño de la tienda. Esta se encontraba muy afectada y con el rostro desencajado. De hecho, tuvo que acudir a declarar, en contra de su voluntad y por el estado en que se encontraba, ante los agentes del Grupo VI de Homicidios, que investiga el caso.
Fuentes de la investigación explicaron que los dos supuestos autores carecen, con esas identidades, de antecedentes policiales. Estaban a la espera del cotejo de las huellas dactilares. Los especialistas de la Policía Científica requisaron el revólver utilizado para ser analizado en los laboratorios de Balística.
Alrededor de la tienda, una de las más conocidas por la compraventa de relojes de lujo, se arremolinó bastante público, máxime al ser sábado por la mañana. También acudieron familiares del joyero.
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