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El patriotismo de partido de Bonig no paga las ayudas a la vivienda

La consejera presume de ser de derechas y reconoce que debe 250 millones

El diputado socialista Francesc Signes muestra un sobre dirigido a Mariano Rajoy.
El diputado socialista Francesc Signes muestra un sobre dirigido a Mariano Rajoy.MÒNICA TORRES

Mientras la consejera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente, Isabel Bonig, proclamaba con vehemencia en las Cortes Valencianas que se siente “orgullosa de ser política” y “orgullosa de ser del PP y de derechas”, en un piso de Paterna Raquel Rocamora recibía otra llamada del banco para comunicarle la ejecución de su hipoteca en cuatro meses. No tiene trabajo y, aunque en enero la ayudaron sus padres, en febrero no ha podido hacer frente al pago de los 250 euros mensuales. “Me van a quitar el piso por 800 euros”, explicó a este diario. A Raquel le debe la consejería que dirige Bonig 11.100 euros del cheque vivienda, una cantidad que le daría algo más que un respiro. El patriotismo de partido de la consejera no sirve para pagar las ayudas a la vivienda.

“La consejería tiene un compromiso con los ciudadanos que han acreditado las condiciones para acceder a las ayudas”, señaló la titular de Infraestructuras en la segunda jornada de comparecencias del remodelado Consell de Alberto Fabra. Bonig asumió que la deuda asciende a 250 millones y comunicó que la semana que viene iniciará el pago de 4,8 millones a quienes pidieron a los bancos que se las anticiparan. “La situación”, añadió, “se debe a la excepcional coyuntura económica y presupuestaria”.

El de Raquel no es el único caso. En idéntica peripecia estaba ayer mismo una estudiante de Nules a quien la Generalitat debe las ayudas. El diputado socialista Francesc Signes citó en el pleno el caso de un matrimonio “a punto de ser desahuciado”. La consejera había presumido de un registro de demandantes de vivienda por desahucio con 260 inscritos, de disponer de 600 viviendas de la Generalitat para familias en riesgo de exclusión, de las que se han entregado 71 (de ellas 15 a afectados por desahucios), y de tener 103 más en marcha.

“Usted es una morosa que debería ser desahuciada de su consejería”, le dijo Signes, que añadió que el plan de vivienda de alquiler “da la mediada de su desinterés por solventar ese drama”. Para Lluís Torró, de Esquerra Unida, la cifra de viviendas para familias en riesgo es “vergonzosa” y refleja que el PP “confunde la política con la propaganda”. Bonig tras reconocer que “La Generalitat ha dejado de tener fondos suficientes para pagar las ayudas” anunció que prescindirá de ellas: “No habrá subvenciones sino incentivos fiscales”.

Bonig fue muy aplaudida por los diputados del PP en una larga réplica de 50 minutos en la que llegó a acusar a los socialistas de preferir “ser catalanes de segunda que valencianos de primera” y polemizó con la oposición sobre el plan de residuos —Juan Ponce, de Compromís, lo calificó de “absoluta perversión” porque no prevé la reducción de la basura en origen y apuesta por la incineración—, el corredor mediterráneo, las prospecciones por fracking en Castellón o la situación de Ferrocarrils de la Generalitat, que la consejera describió como “una de las mejores empresas”.

Como ya ocurriera el miércoles, la corrupción planeó sobre el debate. Signes exhibió un sobre dirigido a Mariano Rajoy, en clara alusión al escándalo sobre la financiación del PP, en el que no había “salarios en b, sino las reivindicaciones imprescindibles para los valencianos”.

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La primera comparecencia ante el pleno del nuevo consejero de Sanidad, Manuel Llombart, llevó la sesión a un tono más apacible. Llombart apenas avanzó nada concreto, salvo más medidas de ajuste del gasto farmacéutico con el objetivo de “eliminar completamente la deuda”. Sobre el modelo de gestión, dijo estar estudiando todas las fórmulas. “No descartamos ninguna”, indicó. Marina Albiol, de Esquerra Unida, criticó que considere ahorro la eliminación de la gratuidad de ciertos medicamentos, especialmente para los discapacitados. “No es ahorro, es dinero que sale de los bolsillos de los enfermos”, dijo. Mònica Oltra, de Compromís, afirmó que Fabra ha fichado a Llombart “para ser el señor Lobo que su predecesor, Luis Rosado, no supo ser” y le vaticinó que “su problema será decidir a qué lobby entrega la sanidad pública”. El socialista Ignacio Subías, a su vez, avisó: “Si es usted un caballo de Troya dentro del sistema sanitario público, nos tendrá en contra”.

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