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El Prado con los ojos del siglo XX

La Fundación Godia expone obras de artistas contemporáneos inspiradas en el museo

'Acróstico de Burro', obra de Barceló, que se puede ver en la exposición de la Fundación Godia de Barcelona.
'Acróstico de Burro', obra de Barceló, que se puede ver en la exposición de la Fundación Godia de Barcelona.

La Fundación Francisco Godia ha transformado su sala de exposiciones para acoger las cincuenta pinturas de 24 artistas, nacidos entre 1910 y 1975, que componen la muestra El Museo del Prado y los artistas contemporáneos,abierta hasta el 13 de mayo. El proyecto tiene su génesis en una iniciativa de la Fundación Amigos del Prado que en 1991 encargó a 12 artistas, cuatro obras a cada uno, inspiradas en la colección que atesora el museo madrileño. El encargo, que se materializó en una muestra en el propio Prado, reunía, dicen por casualidad, sólo creaciones de hombres, así que en 2007 se volvió a repetir la experiencia esta vez con 12 artistas mujeres, a las que se pidieron dos obras a cada una (un signo que los tiempos ya estaban cambiando). Tras una presentación de las obras en el IVAM de Valencia, el proyecto, comisariado por el historiador y crítico Francisco Calvo Serraller e Inés Cobo, con la voluntad “de ofrecer una mirada muy renovada de las aguas profunda del Prado”, llega a Barcelona con una selección depurada de dos piezas por artista, excluyendo Miquel Barceló. El artista mallorquín realiza un juego visual y conceptual al grabar los dos lados del papel con una composición que alude, con una ironía de corte goyesco, a la materialidad del arte, que no sólo proporciona sabiduría sino verdadero alimento para el ser humano.

El perro de Goya, obra de Antonio Saura, que se puede ver en la exposición de la Fundación Godia.
El perro de Goya, obra de Antonio Saura, que se puede ver en la exposición de la Fundación Godia.

El recorrido ofrece una gran variedad de miradas y técnicas, sobre todo grabados en todas sus declinaciones, aunque faltan las perspectivas de las generaciones más jóvenes que podrían ser objeto de una próxima entrega, si los Amigos del Prado y Japan Tobacco International, patrocinadores de la iniciativa, se animan. Mientras tanto es posible disfrutar con las vanitas de Eduardo Arroyo, los monstruos goyescos de Antonio Saura, la reinterpretación del espacio museal de Chillida, la representación de las obras como formas de vida embalsamadas de Gordillo y las litografías iluminadas a mano por Ramón Gaya. “Resulta especialmente interesante el diálogo entre propuestas muy distintas inspiradas, sin embargo, en la misma obra, como los volúmenes barrocos de Las tres Gracias de Rubens convertidos en puras líneas por Andreu Alfaro, mientras que en sus fotografías Ouka Lele los pone en relación con la silueta etérea de una bailarina, que realiza una performance delante de la pintura”, explica Cobo. Otro ejemplo son los jardines de Villa Médicis pintados por Velázquez, que Ràfols-Casamada estiliza en una aguafuerte minimalista, mientras Cristina Iglesias los esconde tras una tupida celosía. Manuel Rivera elige la serigrafía para homenajear los Caprichos de Goya, mientras que Carmen Calvo aborda el Goya de los tapices en su fotografía de un inquietante collage lleno de ojos. Blanca Muñoz y Naia del Castillo, las dos artistas más jóvenes, se centran respectivamente en las gorgueras “pedestales inmaculados para cabezas ilustres” y en la pintura flamenca, reinterpretada en imágenes digitales. La muestra, que incluye también Cristina García Rodero, Eva Lootz, Guillermo Pérez Villalta, Soledad Sevilla, Carmen Laffón, Gerardo Rueda y Susana Solano, forma parte de la colaboración entre la Fundación Godia y el Prado, que desde hace diez años se plasma en un ciclo anual de conferencias.

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