Los basureros de Sevilla desconvocan la huelga tras once días de tensión

Sevilla se quita la mascarilla. Los trabajadores de la empresa municipal de limpieza Lipasam han acordado este jueves poner fin a la huelga de recogida de basuras que arrancó el pasado 28 de enero y que ha mantenido a las calles de la capital andaluza desbordadas por más de 7.000 toneladas de residuos. La asamblea de empleados de Lipasam ha decidido esta tarde mediante sufragio secreto aceptar la misma propuesta de la compañía que habían rechazado el miércoles tras una votación a mano alzada. La decisión de la asamblea supone, además de un descanso para la cuarta ciudad de España, una bocanada de oxígeno político para el alcalde, Juan Ignacio Zoido, del PP, que el miércoles amenazó, a través de su concejal de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, con contratar los servicios de una empresa externa para recoger las basuras acumuladas.

La asamblea, que se ha celebrado a puerta cerrada, arrancó puntual a las 17.00 en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla. El cónclave ha estado cargado de tensión. Los trabajadores iniciaron la reunión increpando a los periodistas que acudieron a cubrir el acto y lanzando gritos de “¡Zoido, dimisión!”. Los miembros del comité de empresa, presidido por CC OO, han dedicado alrededor de dos horas a responder las múltiples cuestiones que planteaban los empleados sobre la propuesta de la empresa municipal, que supone, entre otras cuestiones, una reducción salarial directa del 3,6% y la apertura de la bolsa de trabajadores eventuales a todos los parados.

Tras las explicaciones de los representantes de los 1.582 empleados con que cuenta Lipasam, llegó el momento de las urnas. Una primera votación, iniciada sobre las 19.30, fue anulada porque en ella participaron algunos trabajadores eventuales cuando solo los empleados fijos tenían derecho a voto. En una segunda votación, ya ajustada a los estatutos, se ha confirmado el acuerdo: 845 empleados votaron en contra de proseguir con la huelga frente a 135 partidarios de mantener el paro. En la asamblea también se ha decidido que esta misma noche se inicie la recogida.

El acuerdo alcanzado supone una reducción salarial directa del 3,6% y la apertura de la bolsa de trabajadores eventuales a todos los parados

Los servicios mínimos, fijados inicialmente en el 30% y, desde el 4 de febrero, en el 50% por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, habían mantenido la capital andaluza en un relativo orden. Sin embargo, la acumulación de residuos, con los consiguientes malos olores —atenuados por el frío— ya empezaba a dificultar la vida de la ciudad. Las montañas de bolsas de basura comenzaban a atestar las aceras, a cortar los carriles bici y a dejar algunas cocheras semibloquedas. De la suciedad no se libraban ni los barrios más turísticos, para desesperación del sector hotelero, temeroso del impacto de la huelga en la imagen de la ciudad. Numerosos medios internacionales, entre ellos el canal de televisión CNN o el diario The New York Times, dedicaron informaciones al conflicto de los basureros sevillanos.

Pese a todo, la situación no había llegado a ser extrema. Esta mañana, la consejera de Salud de la Junta, María Jesús Montero, instó a las partes a que llegaran a un acuerdo para poner fin al conflicto, pero sostuvo que todavía no había “riesgo para la salud”. Montero advirtió que la quema de contenedores —unos 320 han sido pasto de las llamas en distintos lugares de la ciudad— “perjudica a veces más que la basura” por el humo que genera.

La huelga comenzaba a ser una verdadera patata caliente para el alcalde de Sevilla y presidente regional del PP, Juan Ignacio Zoido. Este jueves, el portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento, Juan Espadas, acusaba de “pésima gestión” al regidor, que en los primeros días del conflicto estuvo ausente de la ciudad. “Los sevillanos deben saber que en este conflicto, que va por su undécimo día, se han perdido ocho días en los que se ha producido la mayor acumulación de las 7.000 toneladas de basura”.