A Agustí le habría gustado
El Liceo le dedica al periodista Agustí Fancelli la función del estreno de 'Les contes d'Hoffmann'
A Agustí Fancelli, el periodista y crítico musical que durante más de veinticinco años escribió para ustedes críticas de ópera y de concierto, le habría gustado esta nueva producción de Les contes d'Hoffmann que el Liceo ha puesto en el escenario. Es buena, inteligente, potente tanto visual como dramáticamente, no traiciona ni el texto ni, casi, el argumento y abre en cambio espacio para interesantes reflexiones sobre la figura del artista como neurótico necesario.
A Agustí, que hace casi veinticinco años, cuando sus crecientes responsabilidades en este diario ya no le permitían cubrir todas las críticas, me llamó para que yo también escribiera en estas páginas -y ahí sigo- le habría gustado el gesto que el teatro tuvo con él de dedicarle la función del estreno de Les contes a través de una nota al pie de la hoja de reparto que se da al público a la entrada. Sin embargo, él, que con el tiempo se había vuelto indulgente con las personas pero seguía siendo muy puntilloso con las instituciones que gastan dinero público, habría remarcado que lo que nos pusieron sobre el escenario no era exactamente una “nueva producción” como así se anunciaba, sino una reconstrucción, una adecuación, una puesta al día, un apaño, un “homenaje”, llámenlo como quieran, de la producción que Laurent Pelly ya hizo de este título hace diez años en Lausana y que se puede consultar fragmentariamente por Internet.
Agustí, que cuando me instruyó en eso de la crítica me dijo que pensara bien lo que quería decir, pero que cuando lo supiera lo dijera claro y sin rodeos, habría abierto el comentario musical glosando directamente la gran labor musical, vocal y escénica del bajo-barítono Laurent Naouri en el cuádruple papel de Lindorf, Coppélius, Docteur Miracle y Dapertutto, las cuatro encarnaciones del mal de Les contes. Habría dejado muy bien a Dessay en el papel de Antonia, le gustaban las cantantes inteligentes, pero habría lamentado que finalmente la soprano hubiera renunciado al tour de force, anunciado y posteriormente cancelado, de hacer en el Liceo los cuatro papeles femeninos de la obra. Inmediatamente se habría consolado pues la cancelación dio pie a que debutara en el teatro y obtuviera un gran triunfo Katheleen Kim en el papel de Olympia. No se habría entretenido mucho en Tatiana Pavlovskaya, la Giulietta de la obra pues cumplió, pero no estuvo a la altura de las otras y habría dicho que Michael Spyres que debutaba en el teatro en el agotador papel de Hoffmann estuvo muy bien, fraseando con gusto y estilo, pero sin aquel punto de brillo, de arrojo en el ataque de los agudos que, por ejemplo, añadían Kraus o Domingo.
Les contes d'Hoffmann
Les contes d'Hoffmann de Jacques Offenbach. Susana Cordón, soprano. Kathleen Kim, soprano. Natalie Dessay, soprano, Tatiana Pavlosvskaya, soprano. Michèle Losier, mezzosoprano. Salomé Haller, soprano. Michael Spyres, tenor. Laurent Naouri, bajo-barítono. Manel Esteve Madrid, barítono. Carlos Chausson, bajo-barítono. Isaac Galán, barítono. Francisco Vas, tenor. Alex Sanmartí, barítono. Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu. Cor del Gran Teatre del Liceu. Stéphane Denève, dirección musical. Laurent Pelly, dirección escénica. Nueva coproducción del Gran Teatre del Liceu, San Francisco Opera y Opéra National de Lyon. Barcelona, 4 de febrero.
Agustí, que solía vivir apasionadamente, como si intuyera que su tiempo iba a ser breve, habría valorado la dirección viva, inquieta, con nervio interior de Stéphane Denève, habría subrayado que la orquesta se esforzó pero la materialidad del sonido es mejorable, que el coro estuvo bien y en ocasiones muy bien y ya no le habría quedado espacio para glosar la buena labor de los papeles secundarios, especialmente el de Losier en los papeles de La musa y Nicklause y de Chausson en el de Crespel.
Ya no leerán ustedes más críticas de Agustí Fancelli, le enterramos anteayer, arrebatado demasiado pronto por el cáncer. En el recordatorio que se entregó a los asistentes al funeral, un único texto, cortísimo, evidentemente elegido por él: "Ha estat un plaer". Típico de Fancelli: corto, claro y en el centro de la diana. Nunca la expresión ha sido menos tópica y convencional, nunca ha estado más cargada de significados.
Te parafraseo amigo. Ha sido un placer -y un honor, añado- conocerte y trabajar contigo. Ahora escuchen "Soave sia il vento" del Così fan tutte de Mozarto Azzurro cantada por Paolo Conte, dos músicas queridas que sonaron en su funeral y tengan un pensamiento afectuoso para el crítico que les escribió sobre ópera durante tantos años. Se lo merece, al fin y al cabo para ustedes que le leyeron también "ha sido un placer".
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