Treviño busca un nuevo árbitro
El enclave aborda otra hoja de ruta para desbloquear su situación y avanzar en su incorporación a Euskadi. Burgos ha vuelto a rechazar la segregación
A Treviño le espera, desde hace casi cinco años, un mástil vacío junto a las banderas de las siete cuadrillas alavesas frente a la sede de la Diputación. El enclave burgalés en Álava lleva décadas intentando abandonar el listado de la veintena de enclaves que siguen existiendo en la península. Ahora, tras una etapa de estancamiento, algo se mueve en Treviño. El revulsivo ha sido un informe elaborado por la Universidad del País Vasco (UPV), que el Ayuntamiento de Condado de Treviño encargó en verano pasado con el objetivo de saber si el bloqueo es “definitivo” o no.
Entre medias, este municipio, el único del enclave junto a La Puebla de Arganzón, vivió una moción de censura que en diciembre promovieron independientes, una agrupación ciudadana y Bildu —el PNV se abstuvo—. La moción apartó de la Alcaldía a la popular Inmaculada Ranedo, lo que ralentizó el proceso. Un mes después, el alcalde, Ignacio Portilla, independiente, anunciaba que el proceso se reactivará.
Todo porque el resultado del informe es que “hay otras vías”, según Portilla. Una de ellas es reclamar que se siga adelante con el primer expediente iniciado tras la aprobación del Estatuto de Gernika, que incluye en su artículo 8 la posibilidad de agregar este tipo de territorios, previo a la aprobación del Estatuto de Castilla y León, cuya Disposición Adicional Tercera fija el procedimiento de segregación de enclaves. El expediente, iniciado por ambos Ayuntamientos, “está aún sin cerrar en términos jurídicos”, indica Portilla.
“La mayoría de servicios nos los presta Álava”, recalca el alcalde de Condado de Treviño
También hay otros caminos para desbloquear el problema, como intentar que haya “un árbitro, que en términos constitucionales sería el Congreso de los Diputados”, según el catedrático de Derecho Administrativo Iñaki Lasagabaster, lo que precisaría de una nueva ley orgánica.
Los informes de mayores vinculaciones que deben elaborar Burgos y la Junta de Castilla y León son motivo para el bloqueo, aunque otras partes del proceso también generan obstáculos, como, por ejemplo, el visto bueno necesario del Gobierno central para realizar un referéndum. Es un callejón sin salida del que, como zanjó la pasada semana el portavoz de la Diputación de Burgos, Borja Suárez, no hay intención de salir. Suárez explicó, ante la nueva hoja de ruta que quiere seguir Treviño, que la segregación “nunca va a ocurrir”.
Los informes negativos se basan en una mayor vinculación de Treviño a Burgos que a Álava, algo que, según Portilla, no existe: “La mayoría de servicios no nos los presta Castilla y León; nos los presta Álava”. Lasagabaster ahonda en esta línea para asegurar que la postura de Castilla y León “no puede ser decir no sin justificación. Ese no sería legítimo si hubiera una mayor vinculación de Treviño con Burgos que con Álava”, pero, a su juicio, “las relaciones personales, económicas y de todo tipo de la ciudadanía del enclave están predominantemente vinculadas a Vitoria”. Treviño dista 18 kilómetros de Vitoria y 100 de la capital burgalesa.
Los responsables institucionales
La atención sanitaria de los treviñeses, por ejemplo, la cubre el centro de salud del condado, pero las consultas con el especialista se pasan en los hospitales vitorianos. Y solo uno de cada cinco alumnos estudia en centros burgaleses. Según datos del Departamento de Educación,un total de 118 jóvenes —el 42% de ellos de La Puebla de Arganzón y el resto de Condado de Treviño— estudian en sus centros educativos. Casi seis de cada diez están escolarizados en Infantil y Primaria.
La Diputación alavesa dedica una partida presupuestaria de 76.000 euros a la promoción económica del condado y realiza trabajos en sus carreteras o de recogida de papel, entre otros.
“Las normas establecen un mecanismo que parece conducir a un empate permanente, el de Castilla y León”, resume Lasagabaster. Por ello, el informe plantea la necesidad de acudir de forma previa a las instituciones vascas para que asuman como propia la reivindicación de que Treviño sea Álava. Sería el preludio del impulso de una propuesta para redactar una ley orgánica que permita salvar el escollo y que podría ser tramitada también como una iniciativa ciudadana.
Para abordar esta cuestión, los responsables institucionales de Treviño han iniciado una ronda de contactos con los partidos vascos antes de aprobar en pleno municipal el inicio de un nuevo expediente de segregación.
Vivo, pero no prioritario
Generación tras generación, ¿qué opinan las ciudadanos? El alcalde de Condado de Treviño, Ignacio Portilla, asegura que, si hoy se celebrara una consulta vinculante, el sí a la integración en Álava llegaría al 90%. El último dato se remonta a 1998, año en que se celebró una consulta popular en la que participó el 77% del censo. Un 68% de los votantes se mostró a favor de la anexión.
Con las nuevas familias que comenzaron a instalarse en el condado huyendo de los elevados precios de la vivienda en Vitoria, el sentimiento es el mismo. Las nuevas generaciones son “incluso más dinámicas, el planteamiento está incluso más vivo”, abunda Portilla.
Como contrapunto, y aunque hay un importante consenso entre partidos de muy distinto signo, Treviño no parece ser prioritario en ámbitos como el parlamentario. De entrada, un vistazo a los programas electorales de los partidos vascos para las pasadas autonómicas demuestra que ni el PNV, ni EH Bildu ni el PP incluyen referencias al enclave. Solo el PSE aboga por buscar una solución al problema. La ponencia parlamentaria que durante dos legislaturas se ha reunido (en contadas ocasiones) para abordar la cuestión tampoco ha finalizado con resultados.
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