Un campo de golf se come un paraje protegido en Las Matas
La Comunidad edificará en 180 hectáreas de la finca El Garzo, en el noroeste de Madrid Vecinos, políticos y ecologistas protestan contra la construcción de un club de campo El parque está incluido en la red Natura 2000 y es reserva de la biosfera
Cuando Esperanza Aguirre era aún presidenta de la Comunidad de Madrid, en enero de 2012, anunció la construcción de un nuevo club de campo en la finca de Los Garzos, un pulmón verde de 417 hectáreas ubicado en Las Matas, en el noroeste de Madrid. Se llamará Club de Campo del Noroeste y albergará tres campos de golf, una escuela de hípica, piscinas e instalaciones para practicar otros deportes como tenis o pádel. Un año después, varios vecinos de la zona, los partidos políticos PSOE, IU y Equo, y nueve organizaciones, entre ellas Ecologistas en Acción, se han posicionado en contra y pretenden parar el proyecto por su impacto negativo en el medio ambiente.
La finca de El Garzo tiene muchas medallas por su valor ecológico. Pertenece a Natura 2000, una red de espacios protegidos por la Unión Europea, al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y está declarada reserva de la biosfera. En ella habitan multitud de especies de flora y unas 150 de fauna, algunas protegidas como el buitre leonado o el buitre negro. Y lo más importante: es zona de campeo del águila imperial. "Esta especie en peligro de extinción anida en el parque de El Pardo, con el que colinda pero las parejas de macho y hembra frecuentan la finca de Las Matas para cazar”, explica Teresa Pereira, bióloga y miembro de la plataforma.
El Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) es propietario del terreno y prevé ceder 180 hectáreas del mismo para la construcción del complejo. El Ayuntamiento de Las Rozas, término municipal al que pertenece, ya ha emitido un informe de viabilidad urbanística y, el proyecto se encuentra ahora mismo sometido a una evaluación de impacto ambiental por parte de la Consejería de Medioambiente, que tendrá la última palabra a la hora de decidir si se construye o no.
Ecologistas en Acción es una de las asociaciones que se ha unido a la protesta. En febrero de 2012, un mes después del anuncio de la ex presidenta, publicaron un manifiesto para mostrar su oposición al proyecto. En él comparan el futuro club con el de El Encín, que fue construido en una zona protegida de Alcalá de Henares. “El Gobierno regional no debe empeñarse en perpetuar un modelo de supuesto desarrollo a base de destruir la riqueza natural de la región”, reza el texto.
El Garzo es zona de campeo del águila imperial, una especie en peligro de extinción
El problema al que se enfrentan los defensores de El Garzo es que, pese al alto valor ecológico del parque, se puede edificar en él. Está catalogado como “suelo no urbanizable especialmente protegido” en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Las Rozas, pero la normativa urbanística permite cierta explotación del terreno si es para fines recreativos o de ocio. En concreto, contempla una ocupación máxima de un 10% para edificaciones de una altura como mucho y un 30% para actividades al aire libre.
Este es uno de los puntos de fricción: para la Comunidad, un espacio recreativo es un campo de golf. “Pero no es lo mismo un campo de golf que una pista de tierra para montar en bicicleta o correr. En el primer caso se altera mucho más el hábitat”, matiza José Ignacio Aguirre, profesor en la Facultad de Biología en la Universidad Complutense.
El proyecto del Ivima “no costará ni un euro a las arcas públicas”. Así lo proclamó Esperanza Aguirre hace un año. La Comunidad planea cederlo a un inversor privado que esté dispuesto a desembolsar los 35 millones de euros que cuesta construir el club. Un portavoz del Ivima aclara que se hará mediante la fórmula tradicional: se elaborará un pliego de condiciones y se sacará a concurso. La empresa que presente un plan más acorde a los requerimientos de la Comunidad obtendrá la concesión, aunque todavía no se sabe por cuántos años será.
Todo hace pensar a los vecinos de Las Matas que el espacio, que ahora está abierto al público y es muy utilizado para pasear a los perros, hacer senderismo o montar en bici, se convertirá en un coto exclusivo reservado a socios, que tendrán que pagar cuotas millonarias. No tienen ningún documento para demostrarlo, pero hacen cálculos: “¿Con una inversión de 35 millones de euros, de dónde van a sacar el dinero para amortizarla? Un campo de golf o una escuela de hípica no generan beneficios más allá de lo que cobres a los quieran hacer uso de esas instalaciones”, se queja Pereira.
En Madrid hay 57 campos de golf y más de 93.000 jugadores federados
La Comunidad asegura que atraerá a unos 400.000 clientes, pero los vecinos tampoco ven necesario otro campo de golf en la zona ya que al otro lado de la carretera, en el kilómetro 26 de la autovía A-6, se encuentra el llamado Nuevo Club de Golf, de 18 hoyos y abierto desde 1972. En Madrid tenían licencia 93.139 jugadores de golf en diciembre de 2012, según los datos ofrecidos por la Real Federación Española de Golf, casi tres mil menos que el año anterior. La Comunidad, con 57, es la tercera con más clubes de Golf del país, por detrás de Cataluña y Andalucía, que tienen 69 y 128.
La plataforma Salvemos El Garzo no se ablanda ante el hecho de que el proyecto contemple reforestar la zona con seis mil árboles. “La finca está bien preservada, lo de plantar árboles es un contrasentido”, opina José Ignacio Aguirre. ”Es como arrancar un bosque y ponerlo en otro sitio”.
Ahora, el centenar de personas de la plataforma tienen las esperanzas puestas en que el informe de impacto ambiental no sea favorable a la Comunidad. “En cuanto se abra el periodo de información pública, presentaremos las alegaciones pertinentes”, aclara Pereira. ¿Y si no surte efecto? “Entonces iremos a la Comisión Europea, ya hay precedentes de obras en las que han intervenido” asevera Mariano Gómez, de la comisión de comunicación de la plataforma, y recuerda el club de golf que Carlos Galbeño, ex alcalde de Torrelodones (PP), quiso construir en 2008. “Es difícil que la mano de la rubia [por Esperanza Aguirre] llegue tan lejos”.
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