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Feijóo erige al PP gallego en el “partido más honesto de España”

El presidente saluda su reelección con un alegato contra los corruptos

Xosé Hermida
Feijóo, junto al vicepresidente del partido, Xosé Manuel Barreiro, durante una votación en el congreso clausurado ayer en Lugo.
Feijóo, junto al vicepresidente del partido, Xosé Manuel Barreiro, durante una votación en el congreso clausurado ayer en Lugo. ELISEO TRIGO (EFE)

La sombra de la corrupción terminó apoderándose del XV congreso del PP gallego. A los casos domésticos —el Pokémon, que ha abierto una guerra en el gobierno local de Santiago, y la querella del fiscal por los enchufes masivos en la Diputación de Ourense— se han sumado las armas de destrucción masiva con las que el extesorero nacional del partido Luis Bárcenas amenaza al equipo de Mariano Rajoy. El PP se siente al borde de un abismo, como quedó patente en las palabras que dejó el sábado en Lugo la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y a Alberto Núñez Feijóo no le quedó más remedio ayer que sacrificar su jornada triunfal para ocuparse del hedor que emana de las alcantarillas. Tras ser reelegido por tercera vez presidente del PP gallego, con el 98,7% de los votos, Feijóo dedicó buena parte de su discurso, ante los casi 2.000 compromisarios, a ofrecer un mensaje inflexible contra la corrupción. Aunque finalmente acabase negando la mayor y erigiese al PP gallego en el “partido más honesto de España”.

Antes de los discursos y las votaciones se anunciaron los nombres de la nueva dirección, con dos grandes sorpresas. La mayor, el nombramiento de Agustín Hernández como vicesecretario general, número tres en el escalafón tras el secretario general, Alfonso Rueda. Hernández es conselleiro de Medio Ambiente e Infraestruturas y su designación, junto a Rueda y Feijóo, funde prácticamente las cúpulas del partido y del Gobierno. Sin apenas trayectoria orgánica en el PP, Hernández tendrá que hacer equilibrios para que nadie vincule su nueva labor con sus funciones en el Ejecutivo, ente otras la adjudicación de los más sustanciosos contratos públicos y el reparto de inversiones entre los municipios. En cierto modo, es una vuelta a los usos del fraguismo, cuando el hombre del aparato, Xosé Cuiña, lo era también de las obras públicas en la consellería donde tenía precisamente a Hernández a sus órdenes.

La diputada autonómica y concejala en Santiago Paula Prado era desde hace tiempo una firme candidata a portavoz del PP gallego. Pero su protagonismo como líder de los concejales compostelanos en guerra con su propio alcalde, Ángel Currás, había sembrado dudas en el equipo de Feijóo. A pesar de todo, Prado fue finalmente la elegida, lo que supone un claro premio para ella en medio de la tormentosa crisis de Santiago. Aunque al mismo tiempo es posible que su nueva función le aleje del Ayuntamiento compostelano y dé una tregua al imputado Currás, que también ha entrado en la ejecutiva.

Despejadas las incógnitas de los nombres, llegaron los discursos y ahí empezó a aflorar el asunto de la corrupción. O de la revindicación del buen nombre de la política, como prefirieron denominarlo los dirigentes populares. Los llamamientos entraron casi en el territorio de lo dramático. El propio Rueda, cerebro en su día de la estrategia de acusaciones contra “el lujo y el despilfarro del bipartito”, se puso al borde del llanto cuando lamentó que los que arremeten indiscrimidamente contra los políticos se olviden de que “los políticos también tenemos familia”.

Sin llegar a esas cotas emotivas, Feijóo dedicó al asunto buena parte de su discurso, en el que se presentó como un líder implacable contra la corrupción. Habló de “borrar lo que sobra” en política para que esta “vuelva a resurgir”, advirtió con tono admonitorio que en el PP “no hay cabida para comportamientos irregulares, ilegales o fraudulentos” y terminó aún más enérgico: “Los que se aprovechan de la política deben estar fuera del partido y en manos de la justicia”. Pero al mismo tiempo que lanzaba estos avisos, el presidente no dudó en calificar al PP gallego como “el partido más honesto de España”. Por si el mensaje invitaba en exceso a la autocomplacencia, a continuación precisó: “Pero no basta con eso. Tenemos que esforzarnos para seguir siéndolo”.

Baltar, entregado

Con José Luis Baltar desaparecido tras solicitar la suspensión de militancia, su hijo y sucesor, José Manuel, prodigó en el congreso los gestos de distensión con Feijóo. Baltar tiene que afrontar en dos meses su congreso provincial, con el recuerdo de la encarnizada batalla del anterior cónclave contra el candidato promovido por la dirección gallega. En esta ocasión, todo apunta a que no habrá pugna, aunque dependerá de si José Manuel Baltar logra pactar una lista de integración con sus adversarios internos.

A la espera de esta cita, el líder del PP ourensano ensalzó ayer a Feijóo como “un referente de la política nacional” y le comparó con John F. Kennedy aprovechando que ahora se cumplen 52 años de su llegada a la presidencia de EE UU. Baltar acabó sus elogios glosando las letras iniciales del nombre y apellidos del presidente de la Xunta: “A de ambición, N de necesario y F de futuro”.

En la nueva ejecutiva, Ourense pierde cierto peso y sus representantes están repartidos casi a partes iguales entre fieles y adversarios de Baltar.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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