El partido como un fin
No soy consciente de si a estas horas, en este momento en que escribo estas líneas, haya podido llegarse a un acuerdo en los senos de las Diputaciones forales, Juntas Generales de Araba y Bizkaia que haya podido dar lugar a sendos proyectos de presupuestos o a alguno de ellos. Para los efectos de lo que quiero escribir sí tiene importancia, desde luego, pero no es definitivo.
La situación del entramado institucional del País Vasco en lo que se refiere a las normas presupuestarias aprobadas no deja de ser sorprendente. A fecha de hoy, ya encaminando enero a su final, únicamente la Diputación Foral de Gipuzkoa tiene su norma presupuestaria para el año 2013.
Desconozco la trascendencia que tal hecho puede tener en el ámbito de los recursos disponibles para Araba y Bizkaia, pero sé que en el caso de no haberse aprobado el proyecto de norma foral presupuestaria en Gipuzkoa, su efecto, por aplicación de la Ley Estatal de Estabilidad Presupuestaria, hubiera supuesto para el territorio una disminución de 26 millones de euros en la capacidad de gasto.
Haciendo extrapolación de Bizkaia y Araba concluimos que la situación en un momento de crisis y previsible recesión es muy grave.
Podría sorprender a algunos que sólo el Gobierno de Bildu, ni el del PNV en Bizkaia ni el del PP en Araba, haya podido forzar los acuerdos necesarios para sacar un presupuesto, más que necesario en este momento.
De la prensa y de las declaraciones de los responsables políticos de los territorios de Araba y Bizkaia hemos podido deducir la vinculación existente entre una y otra negociación, es decir, entre un presupuesto y otro.
Que hayamos asumido la normalidad de la citada vinculación supone el haber asumido un sistema de gobierno en la que sólo una mejor o peor situación del partido en el Gobierno es importante y la oposición sólo tiene importancia desde el punto de vista de lo que de ella, de su acción, pueda sacarse para reforzar el Gobierno en otro territorio.
La situación del entramado vasco respcto a las normas presupuestarias aprobadas no deja de ser sorprendente
En las Juntas Generales de Gipuzkoa estamos acostumbrados a que, en el ámbito de cuestiones de naturaleza económica y fiscal, los partidos de la derecha, vasca y española, voten juntos.
Por lo tanto, nos resulta extraña la incapacidad de estos partidos para alcanzar acuerdos de tanta importancia y sólo la explicación anterior, las necesidades del partido, explican la falta de acuerdo, sin perjuicio de situaciones transitorias como las de Bizkaia, que tienen fácil solución en cuanto a número de junteros del grupo nacionalista.
Que Bildu haya conseguido sacar adelante sus segundos presupuestos con distinta fuerza política y esté consiguiendo, en minoría, sacar adelante cuestiones tan controvertidas como las de naturaleza fiscal o las relativas a la financiación de las carreteras por un lado, sitúa a este partido, dentro de los de gobierno en las instituciones, como el único con capacidad para liderar la transformación del modelo que reclama la sociedad vasca, desmiente posiciones maximalistas que niegan a Bildu la capacidad de entenderse con el entramado productivo vasco y dejan a quienes son responsables de la inactividad en materia financiero-fiscal, retratados en cuanto a la consideración de su partido , el partido, como el bien supremo, como el fin y no como el medio.
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