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Un canto a lo cotidiano

El periodista Carlos del Amor presenta su primer libro, compuesto por 25 historias breves

Antonio J. Mora
El periodista Carlos del Amor, hoy en Sevilla.
El periodista Carlos del Amor, hoy en Sevilla.

Reconoce que le parece ciencia ficción que, entre los centenares de libros que habitan en una librería, el lector se decante por el suyo. El periodista Carlos del Amor (Murcia, 1974) acaba de publicar su primer libro La vida a veces (Espasa), compuesto por 25 pequeñas historias que, partiendo de hechos reales, hablan sobre “lo extraordinario de lo cotidiano”. Para el periodista cultural de los informativos de RTVE, que presenta hoy su obra en Sevilla, publicar este ejemplar ha sido “un hecho mágico”.

Pregunta. Libro en mano, basta con ver su portada para saber cuál es su espíritu…

Respuesta. Tiene tintes poéticos y metafóricos. La ilustración refleja, muy especialmente, la búsqueda de esas historias pequeñas que protagonizan cada capítulo y deja claro que si para encontrarlas hace falta levantar el mar, se levanta. Levantar el mar es posible.

P. Con este canto a lo cotidiano, ¿quiere denunciar el actual ritmo frenético de la sociedad?

R. Es un canto a la rutina, aunque parece que es malo llevar una vida rutinaria. Este libro quiere mostrar que es un buen sitio donde estar. En los tiempos que corren, vamos tan deprisa que no nos preocupamos de detalles tan pequeños como saber cuál es el apellido de nuestros vecinos, incluso, cuáles son sus nombres. Muchas veces, vamos por la calle y vemos a una persona que está llorando y no nos acercamos para preguntarle qué le pasa. Nos olvidamos de lo que hay detrás de cada nombre. El libro es un canto al día a día de gente normal.

No me he planteado escribir una novela, aunque alguna de las historias de este libro si podría desarrollarse
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P. ¿Cómo ha sido el proceso de pasar de contar hechos reales a inventarlos?

R. Ha sido un verdadero reto. Para que fuese menos traumático, me he apoyado en historias reales, de esta forma me acercaba más a lo que diariamente hago. Los personajes existen o existieron: la mujer que adelantó el parto para que su marido, enfermo terminal, pudiera ver a su hija; el joven e inexperto reportero de la Agencia Efe que trucó las fotos del encuentro entre Hitler y Franco en 1940,… Han sido mi muleta para pasar de lo real a la ficción.

P. ¿Por qué ha puesto la lupa sobre estos personajes?

R. Las historias me fueron viniendo o ya las tenía en mente. Al leer noticias como la del anciano que fue encontrado muerto en su casa después de muchos años dices: ‘¡Qué historión hay detrás! Siempre tengo mi radar muy encendido y aún más desde que empecé con este proyecto. Cuando leo la prensa, me voy fijando en la letra pequeña, en las esquelas, en los recordatorios cuando alguien muere,…

P. ¿Y qué ocurre si no le dejan poner el foco donde cree que debe ponerlo?

R. Frustración, principalmente. Ver como se tuerce tu trabajo y se te escapa una buena noticia es bastante frustrante. Afortunadamente, me dejan hacer todo lo que quiero pero es verdad que a veces no te sale porque la historia es tan buena que nada de lo que intentas está a la altura. No queda de otra que borrar y guardarla en el cajón de las historias que duermen, por si algún día despierta.

P. Dice que para hablar de una exposición basta con explicar uno de sus cuadros. En el caso de su libro, ¿cuál sería ese lienzo?

Los acontecimientos son tan globales que nos quedamos en el dato y nos olvidamos de que detrás de todo número hay nombres y apellidos

R. Es difícil elegir una. Todas hablan de historias pequeñas. Quizás los dos últimos capítulos condensan mejor su espíritu. Por un lado, Martes es una narración llena de coincidencias, llena de minihistorias que cuentan una historia. Son casualidades, que se desarrollan en un tiempo y un espacio reducido, que cambian la vida. Efímeros tiene ese tono melancólico del libro, de lo que somos cuando no estamos, de cómo esa persona que dejamos echa a andar si ti. Como nuestro recuerdo se comienza a nublar y dejamos de ser, como creíamos, imprescindibles.

P. Escribiendo el libro, ¿hay alguna historia de La vida a veces que le gustaría llevar a novela?

R. Releyéndolo he pensado que algunos personajes se podían haber desarrollar más, pero tenía muy claro cuál era mi proyecto. También me he dado cuenta de que mataba la historia relativamente pronto. Pero por el momento no me he planteado escribir una novela, aunque alguna de las historias de este libro si podría desarrollarse.

P. En el libro trata temas tan cercanos como la soledad, el amor, la muerte… ¿cree que el periodismo de hoy en día se preocupa por dar el lado más humano de las noticias?

R. De vez en cuando sí pero, en general, los acontecimientos son tan globales que nos quedamos en el dato y nos olvidamos de que detrás de todo número hay nombres y apellidos, hay sueños por cumplir, hay un drama... Vamos al gran título y no le ponemos cara. Muchas veces, explicando un caso concreto se comprenden mejor esas cifras millonarias. Por ejemplo, el drama de los desahucios se ha ilustrado bastante bien y ha ayudado a que lo entendamos mejor.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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