Barberà de la Conca sigue resquebrajándose
La grieta que recorre la localidad de este a oeste se agrava y obliga a desalojar a una familia
Barberà de la Conca (Conca de Barberà), 500 habitantes, continúa resquebrajándose. Una grieta recorre del municipio sin tregua y, literalmente, lo está partiendo en dos mitades. En su avance lento, pero implacable, el fenómeno ha acabado afectando gravemente a la estructura de una casa. Sus inquilinos, una pareja de ancianos y su hijo, han sido desalojados por el Ayuntamiento de manera preventiva. La grieta, de cinco centímetros de grosor en algunos puntos y 250 metros de largo, cuartea la población de este a oeste desde hace más de dos años.
Una cuarentena de casas, además de las iglesia, están afectadas por este fenómeno. El Instituto Geológico de Cataluña (IGC) está estudiando el caso, del que no se tiene ningún precedente en la zona. Aunque últimamente todos los vecinos creían que la grieta permanecía estable, la gran cantidad de lluvia caída el pasado octubre podrían haberla reactivado, apuntan fuentes municipales.
La casa desalojada se ubica en el número 12 de la calle Valentí Almirall y es conocida como Cal Joan del Sastre. La medida se hizo efectiva la víspera de Navidad. La mujer, de avanzada edad, se ha trasladado a Montblanc (Conca de Barberà) a casa de unos familiares, mientras que el marido y su hijo viven en una propiedad cercana. Este último afirma que el domicilio está “roto por un costado y por el otro y no para, se está moviendo y está en peligro”, igual que la calle. El desalojo les pesa porque no pueden arreglar los desperfectos sin más para volver a habitarla, ya que no saben a qué se deben.
En los últimos meses se les había prohibido acceder al piso superior porque las paredes de una de las habitaciones están en tan mal estado que desde la cama puede ver la calle. Las vallas impiden el paso por los aledaños del domicilio y también están clausuradas las escaleras que rodean la casa. Unos metros más allá una gran grieta también afecta a una parte de la fachada de un edificio construido hace siete años. El desperfecto no llega al interior pero discurre por todo el patio trasero resquebrajando el jardín. “Tiene al menos 40 centímetros de profundidad. Ahora la casa tiene valor cero, no podemos venderla ni hacer nada en ella. Cuando la construimos encargamos un estudio geológico y no detectaron nada”, explica su propietario, Claudi Milán, de 39 años.
Las primeras investigaciones del IGC apuntan al agua como causa principal del problema y señalan tres motivos por los que Barberà de la Conca empezó a resquebrajarse: La apertura de pozos tras una gran sequía en 2008, las fuertes lluvias caídas en verano del 2010 y, por último, la existencia de arcillas más blandas en algunas zonas del subsuelo.
Mientras el pueblo se va dividiendo en dos mitades, la angustia hace mella entre los vecinos porque observan, mes a mes, nuevos desperfectos en sus casas provocados por la grieta y no pueden hacer nada para subsanarlos.
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