Una comarca de Jaén sufre 1.200 seísmos desde octubre
La madrugada del jueves hubo un seísmo que se sintió en las provincias de Granada, Córdoba y Málaga
La alarma crece entre los vecinos de la comarca jiennense de La Loma, donde se han producido más de 1.200 pequeños seísmos desde el pasado 20 de octubre. El más grande de ellos se registró el pasado 15 de diciembre con una magnitud de 3,7 grados, al que le ha seguido en intensidad el producido en la madrugada de este jueves, de 3,5 grados y con epicentro en el municipio de Frailes, en el límite de la provincia de Granada.
Este último terremoto disparó las llamadas a los servicios de emergencia y provocó una oleada de reacciones en las redes sociales, máxime después de que el Instituto Geográfico Nacional informara inicialmente de que la magnitud había sido de 5,2 grados, es decir, superior al registrado el pasado año en Lorca (Murcia). Eso sí, la diferencia es que el de Jaén se produjo a 21 kilómetros de profundidad, lo que hizo que fuera sentido también en las provincias de Granada, Córdoba y Málaga.
En cuanto a las hipótesis para explicar lo que los geólogos califican como “enjambre” de terremotos, todo son dudas. Una plataforma ciudadana de Torreperogil ha presentado una denuncia en un juzgado para que se investigue los trabajos que realiza una empresa que busca gas en la zona con una técnica llamada fracking (fracturación hidráulica de las rocas). La empresa Oil & Gas niega haber empezado estos trabajos, pero la Junta de Andalucía le ha requerido para que en “un plazo máximo de 48 horas” le proporcione “información detallada” de las tareas de prospección.
Cartografía
La Junta recuerda que la autorización concedida era para el trabajo de cartografía geológica que no necesita maquinaria pesada ni tiene como efectos desencadenantes de movimientos sísmicos. Por tanto, si llevase a cabo una intervención diferente a lo aprobado en la referida autorización tendría que comunicarlo a la Administración andaluza.
Otras hipótesis manejadas aluden a la presión del aguda derivada del vaciado y posterior llenado del pantano del Giribaile, una tesis defendida por el geólogo de la Universidad de Navarra, Antonio Aretxabala. Y mientras, el Colegio de Geólogos ha intentado tranquilizar a la población asegurando que la actividad sísmica en la provincia “entra dentro de la dinámica habitual de movimientos de fallas en la zona de la cordillera Bética”.
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