Un presunto robo de documentos paraliza el Ayuntamiento de Patones
La interventora ha suspendido el presupuesto de 2013 y otros trámites oficiales
Patones es un pueblo de 500 habitantes ubicado al noreste de la capital, muy cerca del embalse del Atazar. La pizarra de sus casas da nombre a la arquitectura negra de Patones de Arriba, una minúscula localidad turística. Uno de esos edificios es la sede del Ayuntamiento que encabeza Heladio Hernanz Gil (Partido Popular). La única trabajadora municipal con rango de funcionaria es la secretaria general, María Victoria Pérez Serna, que también desempeña las labores de interventora. Ella fue quien denunció el pasado 18 de diciembre en el cuartel de la Guardia Civil de Torrelaguna la desaparición de toda la documentación oficial del Ayuntamiento.
“El 17 de diciembre volvió a su despacho y pudo observar que un cajón estaba descerrajado y que en los armarios no estaba la documentación que tenía guardada”, explica la denuncia, a la que ha tenido acceso este diario. “También había documentación de otros Ayuntamientos”, añade. En relación con Patones, los documentos que faltan pertenecen a expedientes relativos a “la contabilidad, los plenos, juntas de gobierno, oficios, licencias de obras y préstamos, entre otros”.
El agente que redactó la denuncia le preguntó quienes disponen de llave de su despacho. “El Ayuntamiento, pero del cajón solo yo”, respondió. Es por ello que quién se llevó los documentos tuvo que romper la cerradura. Sobre la posible autoría de lo que inicialmente parece una sustracción, la funcionaria dice no sospechar de nadie.
Pero el mismo día del presunto robo, Pérez Serna presentó ante el registro municipal un informe sobre lo acaecido en el que iba más allá: “Todas las carpetas existentes en el despacho de contratación, contabilidad, presupuestos anuales, Cámara de Cuentas, Delegación de Hacienda y operaciones de préstamos han sido archivadas sin haberse comunicado a esta secretaria si le eran necesarias para su trabajo”.
Según este documento, la funcionaria también echó de menos una serie de documentos que se encontraban encima de su mesa y que tenían que ser concluidos, “o seguir con su tramitación”, a la vuelta de las vacaciones. “Los cajones han sido descerrajados y todos los informes han desaparecido y nadie sabe decirle dónde se encuentran”, añade en su informe.
En este sentido, María Victoria Pérez Serna, se lamenta de “la falta de consideración y respeto”, puesto que “la única explicación dada es que el despacho estaba muy desordenado”.
La secretaria general también se lamenta de la imposibilidad de acceder a la documentación, “no sabiendo si está archivada o destruida”. “Y teniendo pruebas de todo ello, lo comunica a fin de que se ponga a su disposición todo lo necesario para su trabajo sin tener que acudir a cada momento a preguntar dónde se encuentra”, concluye.
El pasado 26 de diciembre, la funcionaria comunicó al alcalde que la desaparición de los documentos había tenido sus primeras consecuencias negativas: no se pudo aprobar el presupuesto para 2013, y tampoco se pudo informar sobre la expropiación del cementerio municipal, expediente que debe ser remitido a la Comunidad. La funcionaria tampoco ha podido contestar a otros organismos públicos, como la Cámara de Cuentas autonómica y la Delegación de Hacienda. Y se ha visto obligada a informar de forma negativa al aumento del sueldo de los empleados municipales: “Vista la orden de transferencia, se comprueba una subida en las nóminas sin ningún tipo de procedimiento para ello”. A juicio de la secretaria general, y ante la inexistencia de la documentación, “el Consistorio omitió todos los trámites legales”, por lo que suspende la decisión hasta que se solvente el problema.
Para los socialistas madrileños, la desaparición de los documentos “es un hecho inadmisible en democracia que recuerda a los tiempos de los caciques”. El PSM “exigirá una explicación de los hechos que parecen ser presuntamente delictivos”, indica José Luis García, secretario de Apoyo a Pequeños Municipios. Este periódico no ha podido recabar la versión del alcalde, que acude sólo un día por semana al Ayuntamiento.
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