Más incertidumbre sobre el valenciano
Wert refuerza el trilingüismo del Consell pero falta comprobar su incidencia
El giro dado por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, al modelo lingüístico vigente en su reforma educativa refuerza el decreto de trilingüismo que la Generalitat empezó a generalizar en septiembre en primero de Infantil, con el valenciano, el castellano y el inglés dándose codazos para llegar a una competencia lingüística en tres lenguas al acabar el recorrido. Es un nuevo comienzo que nadie sabe como acabará.
Pronto hará 30 años del primer comienzo, cuyo hito es la promulgación de la Llei d’Ús i Ensenyament de 1983, que “trata de superar la relación de desigualdad existente entre las dos lenguas oficiales de nuestra comunidad autónoma”. Así de claro era el enunciado del objetivo central de la ley. ¿Lo estamos logrando?
Se mire hacia donde se mire, en casi todos los casos el dictamen es el mismo. Sirva como referente el de Ferran Carbó, director del Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana (IIFV): “Son quienes que han sido escolarizados en valenciano los que han conseguido mejor los objetivos de la ley y son plenamente competentes en cualquiera de las dos lenguas oficiales”. El resto, en cambio, “conocen las dos, pero con mayor conocimiento y uso del castellano”. Fuera de ahí, en el uso en la administración y los medios de comunicación, “los objetivos no se han conseguido”.
En definitiva, la enseñanza ha sido el instrumento lingüístico más eficaz, funcionando como una relativamente próspera burbuja. ¿Cómo se ha manifestado esa eficacia? Las cifras de escolarización son un argumento claro. Ya en 1983 se escolarizaron en valenciano 1.432 alumnos de Primaria e Infantil. Fueron 10 escuelas las que protagonizaron este arranque tan modesto como entusiasta. En el presente curso esta escolarización ha abarcado a 168.775. Es decir, en 30 años se han multiplicado por casi 120 los alumnos en esta primera etapa.
Honorat Ros, hoy académico valenciano de la Llengua (AVL), era entonces maestro, autor del primer texto en valenciano para la obtención del Grau Mitjà de Coneixement del Valencià y coordinador para la enseñanza del valenciano en la Consejería de Cultura y Educación. “A pesar de que en un principio los más comprometidos con el valenciano criticaron sus carencias, la ley era revolucionaria, porque permitía hacer en tres años algo inédito”. A saber: “Conseguir que se generalizara la enseñanza del valenciano, un reto y un esfuerzo presupuestario que parecían insuperables”. El número de profesores reciclados era mínimo; los materiales, también. El gran reto inicial era reciclar a los profesores, formados en castellano. El desafío era formidable. “El uso oficial del valenciano era prácticamente nulo”, recuerda Ros. “Había funcionarios que recriminaban a los que se expresaban en valenciano”, añade.
La incorporación como lengua vehicular en Secundaria fue un poco más tardía, pero el avance ha sido también notable. De los 2.873 alumnos del curso 1990-91 se ha pasado a los 67.195 actuales. En total, entre Primaria y Secundaria, han pasado de ser 33.000 a principios de los noventa a casi 236.000 de hoy.
Estos son los datos oficiales más halagüeños de la salud en la enseñanza lingüística: 236.000 alumnos de un total de 630.000 alumnos de la enseñanza obligatoria, hasta los 16 años, pública o concertada, que estudian en valenciano. No resultan tan prometedores si se considera la gran diferencia existente, aún hoy, entre la matrícula en valenciano de Primaria y la de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Son más de 100.000 los alumnos que dejan de estudiar en valenciano al pasar al instituto. Y de la ESO a los bachilleratos o los ciclos formativos la caída es aún mayor. Los colectivos más comprometidos con la promoción lo achacan a la falta de plazas, a pesar de que la Llei d’Ús establecía “la obligatoriedad de la incorporación” del valenciano “en la enseñanza en todos los niveles educativos” sobre los que lo Generalitat tiene competencias, “excepto de los territorios castellanohablantes, donde se hará de manera progresiva”.
Al final, según los últimos datos oficiales disponibles del conjunto de las enseñanzas no universitarias, correspondientes al curso 2010-11, la matricula en valenciano apenas llegaba al 30%. Este porcentaje se distribuye de manera muy irregular por territorios y según se trate de enseñanza pública, que recoge más del 90% de esta matrícula, o concertada. Y en la ciudad de Valencia, que es la quinta parte del territorio valencianohablante, los porcentajes se reducen por debajo de la mitad, siendo testimoniales en la concertada. El balance de estos 30 años para Ferran Carbó “es positivo” sobre todo porque “la demanda por parte de estudiantes y familias siempre ha sido creciente”. En la oferta, en cambio, se pueden distinguir dos fases. “Una primera, de impulso en la implantación y de apoyo constante, y otra, bastante posterior, de inhibición e incluso obstáculos”.
El éxito relativo de la enseñanza de y en valenciano es que la población menor de 30 años ha sido alfabetizada en esta lengua, un hecho sociológico sin precedentes. Que tres cuartas partes de la población mayor de 15 años lo entiende bastante bien o perfectamente, que más de la mitad es capaz de hablarlo con una corrección total o suficiente; que algo menos de la mitad puede leerlo y una cuarta parte lo escribe bien o perfectamente. Así lo recogía el estudio más importante realizado hasta la fecha, la Enquesta sobre la situació social del valencià de la AVL, que coordinó Honorat Ros.
Y mientras se dilucida hasta qué punto el bilingüismo ha alcanzado sus objetivos, llega el trilingüismo. Primero, el pasado agosto, a través del decreto de la Generalitat que “aspira a mejorar la competencia lingüística” de los valencianos “tanto en lenguas extranjeras como en valenciano y castellano”. Según datos de la Consejería de Educación, existe ya una red plurilingüe pública y concertada con 270 centros aplicando los nuevos programas. Y segundo, esta misma semana, el anteproyecto de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza (LOMCE) ha dado una vuelta de tuerca al equilibrio de fuerzas lingüístico existente en la España de las autonomías.
Las reacciones no se han hecho esperar. La Plataforma en Defensa de l'Ensenyament Públic, ha convocado dos jornadas de protesta esta semana como rechazo a la reforma pero, en primer lugar, a “la agresión que supone el tratamiento que se da a las lenguas cooficiales contra los derechos lingüísticos y contra la enseñanza en valenciano”.
“El trilingüismo ha de priorizar la lengua minoritaria y propia”, observa Honorat Ros. Carbó opina que “cualquier modelo nuevo en la enseñanza habría de partir de los avances conseguidos en los últimos 30 años”. “Implantar una propuesta que no respeta la enseñanza consolidada o no tiene presente el parecer de los profesionales de la enseñanza y los especialistas en plurilingüismo es siempre un paso atrás”, añade.
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