El MNAC y los Cambó hacen las paces
El museo potenciará la visibilidad de la colección de arte legada por el político y nombrará a su hija Helena miembro del patronato
Desde hace años las relaciones entre la familia Cambó y el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) no han sido buenas. El descontento por cómo se mostraban las obras legadas por el político y mecenas Francesc Cambó en el museo de Montjuïc se había hecho patente entre sus herederos, su hija Helena Cambó y sus nietos, y la comunicación entre las partes era casi nula. Ayer se puso fin a esta situación tras la reunión que mantuvieron Pepe Serra y Miquel Roca, director y presidente del MNAC respectivamente, con Francesc Guardans, el mayor de los catorce nietos, en la que se acordó, entre otras cosas, potenciar la exhibición de la colección reunida por Cambó, uno de los legados más importantes con que cuenta el primer museo catalán, formada por medio centenar de pinturas del siglo XIV al XIX realizados por autores europeos como Lucas Cranach el Viejo, Fragonard, Goya, Rubens y Tiépolo, y un largo etcétera. La otra, nombrar a Helena Cambó vocal del Patronato del museo, máximo órgano de gobierno del centro.
Hasta ahora, el visitante del MNAC, tras ver las colecciones de románico, gótico y renacimiento, podía acceder a un sala en la que se exponían, de forma algo compactada, las obras de la colección Cambó, pero en la que no existía ningún tipo de explicación, más allá de una cartela en la que ponía "Legado Cambó", que explicara por qué esas obras estaban allí y quién era el tal Cambó. La intención es que esto cambie y que quede clara la importancia del legatario y de las obras reunidas. Fuentes cercanas a la negociación aseguran que el acuerdo, que se anunciará en los próximos días, pasa por crear una comisión de trabajo que estudie cómo dar mayor visibilidad de las obras, dentro del conjunto del museo. También, porque algunos de los cuadros que habían dejado de exhibirse al considerar el museo que no estaba probada su autoría, vuelvan a colgarse de las paredes del MNAC, ya que los herederos siempre han mantenido que el convenio de cesión establecía que así tenía que ser. No se descarta que, tras el dictamen de la comisión, las obras acaben integradas en el discurso museográfico del MNAC y no ocupen un solo espacio como han hecho hasta ahora.
El acuerdo entre las partes pasa, asimismo, por el reconocimiento personal a la labor de la familia Cambó, y en especial a Helena, la única hija de Francesc Cambó, que entrará a formar parte del órgano de gobierno del museo. Será el primer nombramiento que realiza Miquel Roca desde que ocupa la presidencia del MNAC ahora hace justo un año, en diciembre de 2011. Los estatutos dan potestad al presidente para nombrar a tres personas de "reconocida trayectoria en el ámbito del mecenazgo y el coleccionismo". El nombramiento tendrá que ser ratificado en la próxima reunión del patronato del MNAC el día 10 de diciembre.
Las conservaciones, entre el museo y la familia Cambó, comenzaron desde el mismo nombramiento de Pepe Serra al frente del MNAC, en noviembre pasado. De hecho, miembros de esta familia fueron de los primeros en ser recibidos en el despacho del nuevo director que le dejaron claro que no estaban de acuerdo con el trato sufrido por las pinturas en los últimos años.
Helena Cambó forma parte de organismos como la Fundación Bernat Metge, fundada por su padre, y la Fundación Bíblica Catalana y es presidenta de Honor del Institut Cambó. Además, en 2011 fue nombrada Patrono de Honor del Museo del Prado, en reconocimiento a la labor de mecenazgo que ha realizado la familia con la primera pinacoteca española. En 1941, Francesc Cambó donó al Prado, entre otros, los únicos botticellis que posee este museo: las tres escenas de La historia de Nastagio Degli Onesti que se instalaron en la sala de pintura del renacimiento italiano. Desde abril de 2004, junto a estas pequeñas pinturas, se ha podido ver una obra excepcional y joya de la colección Cambó: el Retrato de Michele Marullo Tarcaniota, pintado por Sandro Botticelli probablemente en 1491 que representa a un poeta, soldado y humanista griego del círculo intimo de los Medici; es el único retrato que hay en España del gran pintor florentino. Hasta entonces, la pintura había ocupado un lugar de honor en el salón del domicilio barcelonés de los Cambó. Fue la única obra que Helena Cambó decidió quedarse del legado de su padre, pese a que pudo hacerlo con cualquier otra pintura.
La noticia de que el cuadro viajaba a Madrid cayó en 2004 como un jarro de agua fría en el MNAC, que siempre había confiado en que esta obra quedara algún día depositada en el museo, junto con el resto del legado. Eduard Carbonell, director del museo de entonces, aseguró que era "una lástima que esta obra no pueda verse en Barcelona en la inauguración de la rehabilitación del museo", prevista para finales de ese mismo año. Por su parte, Francesc Guardans, en representación de la familia, añadió que no descartaba que este cuadro pudiera verse en el futuro en Barcelona "cuando toda la Colección Cambó tenga un espacio estable y digno que agrade a todos", algo que dejaba claro que las relaciones, por entonces, ya no eran las óptimas. La obra fue cedida al museo madrileño por un año prorrogable. Desde entonces, ha viajado por museos y centros de arte de medio mundo mostrándose en exposiciones, pero jamás ha vuelto a Barcelona.
Fuentes próximas a la negociación mantienen que el cuadro de Botticelli no está entre los asuntos que hay sobre la mesa, pero reconocen que se están sentando las bases "para que algún día pueda volver a verse en esta ciudad".
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