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Unos vigilantes de bronce

La policía reagrupa a 378 agentes en una unidad que apoyará a los antidisturbios

F. Javier Barroso
Patrullaje nocturno con 'los bronce'.
Patrullaje nocturno con 'los bronce'.KIKE PARA

La noche comienza como la mítica serie de televisión Canción triste de Hill Street. Los policías, vestidos todos de uniforme, se reúnen en una sala, junto al aparcamiento de las motos. Allí se repasan los servicios de la noche y los puntos donde tendrán que vigilar y permanecer. Móstoles, la clínica donde fue ingresado el Rey y los bares de copas de Azca serán sus objetivos. Eso, si no surge una emergencia que rompa los planes originales. Son los integrantes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), conocidos como los bronce, un conjunto de 378 agentes que han surgido de la fusión de tres unidades (centauros, zodiacos y alazanes) para apoyar a las unidades de intervención policial (UIP, más conocidos como antidisturbios).

Poco importan los cuatro grados bajo cero que hay en la Casa de Campo. Los vehículos, con los cristales casi helados, se ponen en marcha. La caravana de seis coches patrullas pone rumbo al distrito de Tetuán. Esta noche tocan controles en ese punto y parte del grupo (30 agentes) se dirigen a esta zona. Otros se quedarán junto a las tiendas de lujo de la calle de Serrano, la llamada Milla de Oro, para evitar que haya alunizajes —empotrar un vehículo contra un escaparate— o butrones.

Mientras los agentes se dirigen a la comisaría de Tetuán, la emisora suelta algunas incidencias. Reyertas y alguna agresión familiar son los principales incidentes de una capital con resaca por el derby entre el Real Madrid y el Atlético. “Se nota que hace mucho frío y que la gente no sale. El trabajo ha bajado bastante”, reconoce el inspector que está hoy al mando. En toda España hay 2.200 agentes de la UPR en 72 grupos y repartidos por las 17 comunidades y ciudades autónomas.

Un entrelazado de patrullas en la calle de Orense forma el primer punto de control de la noche. Coches de lujo se entremezclan con utilitarios y bastantes taxis. Los agentes, con escopetas en la mano por si acaso, paran de manera selectiva. Un Ford Focus rojo, con cuatro ocupantes, infunde sospechas a los agentes. Les hacen bajar a los ocupantes. “Dennos su documentación y saquen todo lo que lleven en los bolsillos”, les dice un agente. Dos de ellos llevan marihuana y una dosis de cocaína. La broma les supondrá a cada uno de ellos entre 300 y 600 euros de multa.

El grupo surge de la fusión de centauros, zodiacos y alazanes

La noche transcurre tranquila y el control junto a la calle de Hernani está dando poco rendimiento, por lo que los agentes deciden afrontar un bar de copas de los bajos de Azca. La forma de actuar es casi rutinaria. Primero entran dos agentes de paisano de Tetuán para evitar que alguien entre y se pueda deshacer de papelinas de droga. Después, irrumpen los uniformados de la UPR y de la comisaría (unos 30 en total) que obligan a parar la música y a encender las luces. En este caso se ha elegido el Tokio, en el que hay un centenar de suramericanos. Los policías cachean a todos los presentes y les piden sus carnés. También les acompañan agentes de la Brigada de Extranjería y Documentación, por si algún cliente está de manera irregular en España.

El trabajo se demora durante bastante tiempo. Dos mujeres, entre ellas una subinspectora, se encargan de cachear a las clientes. Justo cuando terminan, entra Ari, un pastor alemán entrenado para detectar droga. Va de un lado a otro, junto con su guía. Se mueve rápido, pero no encuentra nada. El local está limpio y los asistentes no llevaban ninguna papelina ni similar.

Los agentes de la UPR salen a patrullar mientras la mayoría de los bares y discotecas ya empiezan a cerrar. Algunas broncas de borrachos, pequeños incidentes por el centro. Su trabajo concluye a las ocho, mientras un tímido sol quiere irrumpir por el horizonte. Otra noche de bronce queda atrás.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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