El Ayuntamiento improvisó el despliegue del SAMUR en la fiesta del Madrid Arena
El responsable de Emergencias dice que no fue avisado a tiempo para montar el dispositivo El portavoz del PP le desmiente: se le comunicó cinco días antes
El Ayuntamiento de Madrid (PP) sabía desde el 26 de octubre que se iba a celebrar una fiesta de Halloween en el Madrid Arena, a la que asistirían al menos 7.000 personas. La empresa municipal que gestiona el pabellón se lo comunicó ese día, a las 10.23, a la Delegación del Gobierno, a la Policía Municipal y al área de la vicealcaldía del Ayuntamiento. Esta última le trasladó de inmediato esa información al área de Seguridad, de la que dependen, entre otros servicios, las emergencias del SAMUR. En la noche del evento, el 31 de octubre, la Policía Municipal montó un dispositivo para una actividad de riesgo alto. La Policía Nacional (dependiente de la Delegación del Gobierno) envió a 40 agentes. Pero el SAMUR (servicio municipal de atención de urgencias) no se desplegó porque no fue avisado a tiempo.
Que el SAMUR no se activara no significa que no fuera necesaria su presencia, aun cuando no hubiera sucedido la tragedia. Entre las 0.09 y las 2.48 de esa noche tuvo que acudir a atender a 10 jóvenes, algunos de ellos menores de edad, por intoxicaciones etílicas o heridas; y al menos tres fueron hospitalizados.
El director general de Emergencias y Protección Civil del Ayuntamiento de Madrid, Alfonso del Álamo, médico que ocupa ese cargo desde 2003, dijo esta mañana ante la comisión de investigación abierta en el Ayuntamiento que su departamento no recibió el aviso de que se iba a celebrar el evento. Se enteró a última hora, añadió, al recibir un correo electrónico rutinario de la Policía Municipal en el que se mencionaba. Al no “existir tiempo suficiente” para valorar y programar un dispositivo preventivo adecuado, se decidió establecer una alerta. A las 2.28, viendo la profusión de avisos recibidos, se enviaron dos unidades a la zona, que fueron las que actuaron luego con rapidez.
Nada más acabar la comparecencia de Alfonso del Álamo, el portavoz del PP en la comisión, Enrique Núñez, le desmentía rotundamente, asegurando que la vicealcaldía sí comunicó al área de Seguridad de inmediato toda la información sobre el evento.
¿Por qué no se movilizó entonces adecuadamente al SAMUR? La delegada de Seguridad, Fátima Núñez, alega que el evento era privado y contaba con servicio médico propio. Sin embargo, también había un servicio de seguridad y eso no impidió el despliegue preventivo de la policía. Además, en otras ocasiones el SAMUR sí se ha movilizado para eventos privados. Y, sobre todo, el propio director de Emergencias cree que debería haberse programado el despliegue pero no tuvo tiempo.
Alega Núñez además que la base del SAMUR se encuentra a 700 metros del pabellón, “lo que permitía una respuesta inmediata, en torno a 4 o 5 minutos”. Sin embargo, de estar en el recinto, el SAMUR podría haber atendido de inmediato a la joven que fue sacada del pabellón; y se habría acelerado su asistencia al resto de víctimas. Además, el SAMUR solo se movilizó al recibir el aviso del 112, lo que retrasó su respuesta.
Alfonso del Álamo depende de la edil Fátima Núñez, que declarará ante la comisión el lunes —su comparecencia, prevista para hoy, se suspendió por el luto decretado tras fallecer la quinta víctima—. Por encima de ambos se encuentra el delegado de Medio Ambiente, Seguridad y Movilidad, Antonio de Guindos, al que los abogados de las víctimas quieren imputar en el caso aunque el fiscal lo ve “prematuro”.
En su comunicado de condolencias, la alcaldesa, Ana Botella, aseguró esta tarde: “Tomaré todas las medidas que estén en mi mano. Los comportamientos que hayan influido en esta tragedia no van a quedar impunes”.
El edil Pedro Calvo, responsable de la empresa municipal gestora del recinto, dimitió al ser imputado por el juez; dos altos cargos de esa empresa fueron cesados por “ocultar” información. El PP ha vetado comparecencias clave en la comisión.
Del Álamo reveló en su exposición dos irregularidades más en las medidas de seguridad del Ayuntamiento. A modo de disculpa afirmó: “No hay sistema preventivo que pueda soportar el triple del aforo del que se ha comunicado, 7.000 personas”. Es decir, el dispositivo se habría programado para un aforo muy inferior al permitido por el propio Ayuntamiento, de 10.600 personas.
Además, dijo que los bomberos, que dependen de su área, no recibieron el plan de autoprotección para la fiesta. Los promotores no lo tenían y el Ayuntamiento no lo exigió pese a que debía haberlo hecho.
El 112 recibe la primera alerta a las 3.59. Una mujer llama pidiendo ayuda para una chica inconsciente. En esos momentos, tres jóvenes están siendo trasladadas a la enfermería del Madrid Arena tras ser aplastadas por una supuesta avalancha de gente. El jefe del dispositivo médico, Simón Viñals, asistido por su hijo, también doctor, y dos auxiliares, detalló el martes en la comisión de investigación lo que sucedió entonces: “No sé cuánto tiempo llevaban aplastadas. No hubo oportunidad de recuperar una parada cardiorespiratoria sobrepasada en el tiempo. A los ocho minutos, las posibilidades son cero”. Pero, añadió, siguió el protocolo: “Llegaban con una midriasis [dilatación de pupila] total, sin tiro cardiaco ni conciencia. Despejamos la vía aérea, introdujimos una cánula, hicimos masaje cardíaco y luego desfibrilaciones a 200, 300 y 360 julios. Vimos que eran ineficaces”.
Esta fue la versión de Viñals, exconcejal de José María Álvarez del Manzano (PP) y padre fundador precisamente del Samur. Ya había trabajado antes para el organizador, Miguel Ángel Flores. Este no le contrató, simplemente apalabró sus servicios. Como no tenía más médicos a mano, “estaban de puente”, se llevó a su hijo, funcionario. Según dijo, nadie de la empresa del Ayuntamiento que gestiona el pabellón supervisó su dispositivo.
Respecto a su actuación, el informe oficial del Samur ya vertía serias dudas. Una unidad llega a las 4.04 y encuentra fuera del edificio a otra chica herida que “al parecer había sacado el personal de seguridad”; la atiende y logra reanimarla y estabilizarla para su traslado al hospital. Otra unidad llega a la enfermería a las 4.15 y encuentra a las tres jóvenes atendidas por Viñals. “Hasta esos momentos, en una de las pacientes se estaba realizando masaje cardiaco”, dice el informe, que no señala signo alguno de los procedimientos que dijo haber seguido Viñals. De hecho, el Samur toma el control de la situación y actúa como si nada de aquello se hubiera hecho: realiza “maniobras de reanimación avanzada” entre 30 y 40 minutos. Sin éxito. Las chicas están muertas.
Hoy, el director general de Emergencias ha añadido un dato crucial a ese informe: "El soporte avanzado (intubación, medicación y desfibrilación) se realiza durante un tiempo mínimo de 30 minutos antes de declarar el paciente como no viable". Eso es lo que hizo el Samur cuando llegó, dando por hecho que el equipo de Viñals no lo había hecho (en caso contrario, el mero hecho de repetir los procedimientos constituiría mala praxis profesional).
Pero es que, aún en caso de que Viñals lo hubiera hecho, no existe tiempo material entre la llegada de las jóvenes y la del Samur a la enfermería para haber realizado las maniobras de reanimación básicas y avanzadas. Este y otros asuntos debería haber contribuido a aclararlos el hijo de Viñals, Carlos, que estaba llamado a comparecer esta mañana, pero no se ha presentado. No estaba obligado por ley, pero se da la circunstancia de que es además funcionario municipal. Además, si hubiera trabajado esa noche, hubiera cometido en principio una irregularidad, al no poder compatibilizar ambas labores. El PP ha vetado la comparecencia de los técnicos del Samur que atendieron a las víctimas. La comisión ha sido aplaza al lunes tras conocersea primera hora de la tarde la muerte de la quinta víctima del suceso. María Teresa Alonso, de 20 años, llevaba casi un mes en estado de extrema gravedad en la UCI, en coma y con un respirador.
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