La Real cava su tumba copera

Otra decepción de la Real en la Copa. Una temporada después del esperpéntico desastre de Mallorca, a donde se acudía con el viento a favor, llega un equipo de Segunda y cabe con las esperanzas blanquiazules. Un empate a dos goles en Anoeta cava la tumba copera de la Real.

En realidad, todo había empezado a torcerse en el partido de ida, cuando el Córdoba alimentó sus esperanzas con una significativa ventaja de dos goles. Lógicamente, la Real confiaba en la diferencia de categoría, pero también pensaba lo mismo el Betis hace un año cuando se midió al mismo equipo andaluz y salió escaldado. Tampoco los donostiarras pudieron doblegar al Córdoba que se ha ganado el premio de enfrentarse al vencedor de la eliminatoria Barcelona-Levante, todo un lujo, sin duda, para la taquilla.

La Real lo tuvo de cara, sin embargo, cuando a los 20 minutos abrió el marcador con el gol ilusionante de Griezmann. Pero todo resultó un espejismo e incluso pudo acabar peor. De hecho, el Córdoba estuvo por delante 1-2 hasta los últimos cinco minutos de partido, cuando Agirretxe maquilló el marcador aunque no pudo con la desesperación de un estadio incrédulo por este nuevo batacazo en una competición que se le resiste cada temporada a los realistas.

Los goles de Dubarbier y Kiko Olivas en los minutos 65 y 71, respectivamente, sentenciaron el duelo. Y eso que el Córdoba acudió a San Sebastián con la ausencia de su máximo goleador. Todo salió al revés para los locales tras el descanso. Las imprecisiones en la defensa llevaron a la desesperación, pero sobre todo alentaron al Córdoba que vio abierto el cielo.

Sin duda es un golpe deportivo muy fuerte para la Real, precisamente cuando intentaba reponerse tras la victoria en Málaga y la goleada al Rayo. Lógicamente, con esta eliminatoria se actualizan los fantasmas en torno a Montanier. El consejo de Aperribay siempre confió en ganar al Rayo y en eliminar al Córdoba. Resultado a medias, pero quizá duela mucho más la equivocación de la Copa.