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“La modernidad en España siempre había venido de Francia”

El valenciano Carlos Pérez y el catalán José Lebrero son condecorados como caballeros de la Orden de las Artes y las Letras de Francia

Carlos Pérez y José Lebrero con la medalla de la Orden de las Artes de Francia
Carlos Pérez y José Lebrero con la medalla de la Orden de las Artes de FranciaMiguel Lorenzo

"Francia tenía una presencia constante en Velluters, habitado por republicanos, seguidores incondicionales de Blasco Ibáñez, que durante algunos años adoptaron como himno La Marsellesa". Así describía Carlos Pérez, "afrancesado, informado y curioso" en palabras de Alain Fohr, consejero cultural de la Embajada de Francia en España, el barrio valenciano donde creció y donde radica el Instituto Francés de Valencia, al serle impuesta este lunes la medalla de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. A él y al director artístico del Museo Picasso de Málaga, José Lebrero.

"Usted hace más que diez directores del Instituto francés juntos", dijo Alain Fohr, al presentar a quien a sido conservador del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), del Museo Reina Sofia y del Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM), y que ha participado, promovido o comisariado numerosas exposiciones y proyectos a través de los cuales "ha hecho respirar el espíritu francés en las instituciones museísticas españolas descubriendo lo menos visto de la cultura francesa".

Experto en arte moderno, apasionado por la cultura popular y escudriñador incansable en librerías de viejo, Carlos Pérez había estudiado en el colegio del barrio, las Escuelas Pías, donde aprendieron de un cura singular a valorar el Siglo de las Luces y a enterarse "de que la modernidad en España siempre había venido de Francia". En esa vida de adolescente en el centro histórico de Valencia, lo francés "tenía unas dosis de misterio y ejercía tal fascinación", que muchos de los estudiantes inquietos de su generación decidieron "viajar a Francia y abandonar esta ciudad que el franquismo había convertido en una de las capitales más importantes de la Tierra de la Modernidad Imposible".

En un pasaje especialmente divertido de su discurso, describió una red comercial de barrio en la que los propietarios de los establecimientos intentaban "que sus productos fueran tan selectos y tuvieran la misma calidad que los que se podían encontrar en los almacenes y las tiendas de los Champs Élyseès de Paris". Y ahí estaban la corsetería La parisien, la peluquería de Antoine. Coiffeur pour dames, o el fabricante local de perfumes que lanzó al mercado la esencia Nuit magique de Paris.

Valencia, "lamentablemente, parece que quiere volver a ser la capital de la Tierra de la Modernidad Imposible", dijo el nuevo caballero de la Orden de la Artes de Francia al situarse en el presente de un barrio, Velluters, que poco tiene que ver con el que vio crecer y donde quedan pocos espacios vivos como el Instituto Francés.

Por su parte, José Lebrero Stals recibió la alta distinción por su "compromiso y colaboración con prestigiosos museos y un gran número de instituciones francesas en el ámbito del arte moderno", en palabras de Fohr. El director artístico del Museo Picasso se ha referido a "estos tiempos en los que tenemos que escuchar hambre antes que cultura", para augurar que "la cultura nos va a ayudar a intentar salir adelante porque la creación no se acaba nunca".

La red del Institut Français de España tiene cinco centros en Barcelona, Bilbao, Madrid, Zaragoza, Valencia y una oficina en Sevilla. Según informa la embajada francesa, cerca de 11.000 alumnos están matriculados en alguno de los cinco institutos franceses de España para estudiar francés.  En 2011, se celebraron en España 543 actos culturales franceses  que reunieron a más de 275 000 espectadores.

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