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Fiesta mayor en el Macba

La Fundación Macba celebra sus 25 años rodeada de sus obras maestras El centro es un modelo de gestión mixta público-privado que ha sido imitado en el extranjero

Unos globos en la planta baja del museo a última hora de ayer parecen querer celebrar los 25 años de la Fundación Macba.
Unos globos en la planta baja del museo a última hora de ayer parecen querer celebrar los 25 años de la Fundación Macba. CARLES RIBAS

El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, familiarmente conocido como Macba, está, desde ayer, de celebración. No solo porque la Fundación Macba, responsable de formar su colección, cumple 25 años, sino también porque el modelo de gestión mixta público-privado, que implementó con la inauguración del museo el 28 de noviembre de 1995 se ha demostrado un gran acierto y ha sido copiado por centros de todo el mundo. La Fundación se constituyó a finales de 1987, ocho años antes de que el Macba abriera sus puertas, bajo la presidencia del empresario Leopoldo Rodés, que reunió un grupo de 30 empresas y 33 particulares, cuyo cometido sería crear la colección permanente del futuro museo de arte contemporáneo de la ciudad. Por su parte, la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona, aseguraron que se encargarían del presupuesto ordinario y con estas bases al año siguiente se fundó el consorcio director del museo, que mientras tanto Pasqual Maragall, entonces alcalde de Barcelona, había encargado al arquitecto norteamericano Richard Meier.

Desde entonces han pasado 25 años y la Fundación los celebra mostrando el fruto de su labor, la colección que ha reunido y que por primera vez ocupa todas las salas del museo. Actualmente, con las donaciones e incorporaciones de los fondos institucionales, el Macba cuenta con 4.674 obras, cuyo núcleo vertebrador pivota alrededor de las décadas de 1960 y 1970. Aunque se ha ido enriqueciendo con obras de artistas más jóvenes, muchas de las obras maestras se remontan a aquellos años y constituyen el punto fuerte de la exposición Episodios críticos (1957-2011),que exhibe más de 200 piezas de 64 artistas, hasta el 6 de enero.

El Macba cuenta

 Según Bartomeu Marí, director del Macba desde 2008, “tal como indica el título la muestra articula la colección en seis episodios críticos, empezando por las obras de la primera globalización a finales de la década de 1950, que parte de la autocrítica de la pintura para avanzar hacia unas prácticas artísticas más vinculadas a la realidad social”.

Tras algunas exposiciones, bastante duras y poco empáticas hacia el visitante, de las que se deben visitar con el manual de instrucciones, esta muestra, realizada gracias al patrocinio de la Fundación Axa, parece querer reconciliar al gran público con el arte contemporáneo a través de obras que, sin renunciar al contenido, producen un impacto visual y sensorial que no requiere ninguna explicación.

El recorrido ofrece momentos especialmente agradecidos como la instalación Santa comida, que Antonio Miralda estrenó en el Museo del Barrio de Nueva York en 1984 o los grandes paneles fotográficos, monumento al trabajo precario, que Allan Sekula donó al Macba, rodeados por una acumulación de pequeñas esculturas de diversas generaciones de artistas españoles: Oteiza, Chillida, Plensa, Irazu y Aguilar, entre otros. Obras de Raushenberg y Tàpies, dan paso a una sala donde convergen 48 retratos de Richter, el célebre pinball con iconos políticos de Fahlström y obras de Roth, Broodthaers, Haacke, Mullican, Pettibon y McCarthy, que conforman una colección de alto nivel y bien estructurada por lo que a su marco temporal se refiere.

La fotógrafa palestina Shibli,

A pesar de que aún no sabe exactamente con qué presupuesto contará para el año que viene, ni cuándo lo tendrá, Marí ha anunciado para 2013 una programación para la que necesita unos 10 millones de euros. La colección vuelve a tener protagonismo, también con relación a las actividades y colaboraciones con otros centros españoles, como La Caixa, y extranjeros, como el Museo Universitario de Ciudad de México, donde se expondrá en junio.

Sin embargo, la estrella de la temporada es la fotógrafa palestina Ahlam Shibli que, junto con la muestra Ante nosotros, comisariada por el marroquí Abdellah Karroum, ratifica “el interés del Macba por el arte del norte de África y Oriente Medio, así como el papel de Barcelona como capital cultural del Mediterráneo”, en palabras del propio Marí. La casa fantasmal, la primera retrospectiva de Shibli, coproducida con el Jeu de Paume de París y el Museo Serralves de Oporto, reunirá todas sus series fotográficas y presentará una inédita dedicada a los mártires. “Shibli no documenta la violencia impactante, sino la violencia de larga duración del colonialismo y la ocupación”, explicó ayer Carles Guerra, jefe de exposiciones del Macba. La programación rescatará a la artista catalana Eulàlia Grau, pionera del arte de denuncia, que explora las discriminaciones sociales, de género y provocadas por los medios de comunicación. El calendario se completa con una retrospectiva del alemán Lawrence Weiner, basada en el dibujo, su faceta menos conocida y una nueva presentación de la colección en colaboración con el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), con el que acaba de firmar un acuerdo para modificar los antiguos criterios de delimitación temporal de las colecciones, permitiendo un movimiento más fluido entre ambas.

 

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