Touriño: “PSdeG y Bloque deben crear una cultura de coalición en el día a día”
Niega que el bipartito fuese un "Gobierno doble" y culpa de esa idea a la "hegemonía mediática de la derecha"
Sin esos reproches a algunos compañeros de partido que sí deslizan las 470 páginas del libro, O futuro é posible, retrato dun tempo de cambio (1998-2009), publicado por Galaxia, el expresidente de la Xunta Emilio Pérez Touriño, presentó ayer en Santiago su dibujo de 11 años de liderazgo al frente del PSdeG. No estaban para escucharle su sucesor, Pachi Vázquez ni quien fuera su número dos en el partido, Ricardo Varela, objeto de sus dardos más punzantes en las memorias, pero sí quienes fueron todos los hombres y mujeres del presidente, la mayoría de exconselleiros socialistas, salvo Carmen Gallego, alineada ahora con la nueva guardia. Y un intruso: Xerardo Fernández Albor, a quien Touriño reservó un afectuoso saludo.
El dirigente que mandó en Galicia entre 2005 y 2009 explicó el motivo que le empujó a sentarse y escribir: la deuda contraída con los más de 700.000 gallegos que en las penúltimas autonómicas apostaron por refrendar el Gobierno de coalición. Touriño lamentó que aquella derrota de 2009 —tras haber perdido un diputado el BNG y quedar el bipartito en minoría— haya sido interpretado como una “debacle”. Esa lectura, aseguró el expresidente gallego, abona “muchos de los problemas que ahora se están viviendo”. Se refería sin citarlo a las prisas de sus correligionarios por cerrar aquella etapa casi al día siguiente de las elecciones y romper para siempre con el pasado de tres años y medio en la Xunta.
De la experiencia del bipartito saca Touriño ahora algunas conclusiones que deja a disposición de los suyos —su vida política está agotada después de 25 años, volvió a insistir ayer y despejó las dudas sobre un regreso ya descartado a la primera línea— para urdir “una alternativa a la derecha”. La primera, que un Gobierno no puede resignarse a la “competición partidaria” entre las fuerzas que lo componen sino concentrar sus fuerzas en la unidad de acción, más aún en tiempos de crisis. Touriño negó que sucediera en el bipartito pese al empeño que atribuyó a la “hegemonía mediática de la derecha en Galicia por instaurar la idea de un gobierno doble antes incluso de que naciera”. “Esa idea no es cierta y me remito a la valoración que hicieron los ciudadanos [según la cual socialistas y nacionalistas sumaron más votos en 2009 de los que cosechó el PP” .
El capítulo de recomendaciones no se agotó con los consejos a su partido, también llamó al “nacionalismo democrático a reflexionar sobre por qué no deja de perder elecciones y votos, recluirse en el santuario propio no conduce a nada”. “No pueden sentir este debate como una agresión, hay que darlo o no merecemos llamarnos izquierda”, dijo con tono amable. Tuvo buenas palabras para Anxo Quintana, al que sí mencionó por su nombre, a diferencia de sus enemigos internos, recordó una frase muy manida últimamente en el PSdeG, los tiempos de la mesa camilla (en referencia a un selecto club de dirigentes que hacen y deshacen a su antojo) ha terminado y reivindicó una nueva etapa con “otro programa y otros referentes”. La autocrítica, que algunos de sus compañeros de partido echan de menos en el libro, sí tuvo cierto protagonismo en el acto de anoche: “Hice muchas cosas mal, muchos compañeros lo pasaron mal y no pude acertar en todo”. Antes había agradecido a su gente que le ayudaran a hacer el trayecto en el PSdeG desde su posición de tercera fuerza política de Galicia hasta la presidencia de la Xunta.
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