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Temporada Alta, contra el desánimo

El festival de Girona y Salt abre las puertas a la colaboración europea

En 'Nueva Marinaleda' se exploran alternativas al capitalismo.
En 'Nueva Marinaleda' se exploran alternativas al capitalismo. JORDI BOVER

El Festival Temporada Alta cuenta ya con 20 años de historia. Un récord que le permite mantener la moral alta en tiempos de recortes. A pesar del tijeretazo sufrido —del 30% en solo un año— su director, Salvador Sunyer, lejos de resignarse quiere consolidarlo como plataforma de lanzamiento al extranjero de artistas catalanes y como nudo de interrelación entre programadores de toda Europa. La Semana de Programadores, que se inició ayer y dura hasta el domingo, es una apuesta por la interconexión en un momento en que la colaboración es más necesaria que nunca.

 El festival ha programado diez espectáculos dentro de esta iniciativa, entre cuyos artistas hay grandes figuras del teatro y la danza. Sidi Larbi vuelve a Girona tras el enorme éxito que cosechó en 2011 con Dunas, espectáculo que compartió con María Pagés. Esta vez le acompaña Shantala Shivalingappa, una bailarina de danza clásica india, en una iniciativa surgida tras la intermediación de la fallecida coreógrafa Pina Bausch. No es el único plato fuerte. Ayer fue el turno de Angélica Lidell, transgresora que acaba de ganar el Premio Nacional de Literatura Dramática. Sunyer recomienda también Mazùt, coproducción de circo franco-catalana.

Temporada Alta quiere hacer de paraguas y brindar una oportunidad para que distintos directores de teatros y festivales puedan presentar sus proyectos y surjan coproducciones. Para ello ha organizado un encuentro entre los programadores, en el que estarán presentes festivales de casa (el Grec, el Teatre Nacional de Catalunya, el Mercat de les Flors y el propio Temporada Alta) y europeos (el Festival de Viena, el de Aviñón o el Foreing Affairs de Berlín). “La idea es que se expliquen lo que van a programar en 2013, a ver si pueden hacer cosas conjuntamente”, detalla Sunyer.

Para los programadores extranjeros se ha elaborado, en parte, el cartel de esta Semana, con la idea de mezclar espectáculos de relevancia internacional con iniciativas de artistas catalanes de estética contemporánea. En este caso, lo que se pretende es favorecer la “exportación” de estas propuestas, que sin ayuda tendrían dificultades para salir fuera, dice el director.

Entre los montajes elegidos está Nueva Marinaleda, espectáculo participativo de Ernesto Collado en que se exploran alternativas al capitalismo y se reflexiona sobre el individualismo y las luchas colectivas. El título hace referencia al pueblo andaluz del que es alcalde el revolucionario Juan Manuel Sánchez Gordillo. Jordi Oriol y Oriol Vila presentan su montaje Big berberecho, donde dos hermanos salen al mar en busca de una leyenda marina y emprenden un viaje iniciático en el que ellos acaban siendo los peores enemigos de sí mismos.

El tercer paquete lo comprende el proyecto #FF80, centrado en espectáculos de danza de creadores nacidos en la década de 1980 que se han formado en el extranjero y raramente pueden estrenar en Cataluña. Las diez propuestas de la Semana de Programadores tienen ilusionado a Sunyer, que lucha por no caer en la “depresión” que reina, a su parecer, en el mundo de la cultura. El festival Temporada Alta, que goza de un notable éxito de público, atestigua que es posible sobrevivir en tiempos de vacas flacas, e incluso arriesgar. La clave, según Sunyer, es “obsesionarse” y trabajar sin descanso por el público.

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