Endesa empieza a demoler la térmica de Sant Adrià con la duda de las chimeneas
La eléctrica avisa que mantendrá las tres torres de 200 metros “de momento”
Las tres chimeneas de la central eléctrica de Sant Adrià del Besòs seguirán formando parte, al menos de momento, del horizonte barcelonés. Pero el resto de la estructura del recinto, con la única excepción de lo que fueron la sala de turbinas y la sala de mandos, se lo llevará la piqueta en el plazo de dos años, lo que tarde Endesa en realizar la demolición de la instalaciones. Diecinueve meses después de cesar la explotación de la instalación y tras más de tres años de debate, la compañía ha iniciado el desmantelamiento de parte de la central sin saber todavía qué le depara el destino.
“Los futuros usos de estas edificaciones están pendientes de definir”, señaló ayer la eléctrica en un comunicado, en el que también aclara que se preservarán las tres chimeneas “como consecuencia del interés de las administraciones”. Pero el comunicado matizaba esa situación con un “de momento” en el que fuentes de la eléctrica no quisieron ahondar. Las administraciones han manifestado su interés en preservar la inmensa estructura, pero no existe documento oficial alguno que comprometa a alguna de las partes a hacerlo.
Desde un principio Endesa ha defendido que las características chimeneas, fabricadas en hormigón, no aportan nada al patrimonio industrial catalán. El derribo podría costar unos 20millones de euros, pero pondría también fin al desembolso importante y permanente que la compañía tiene que efectuar para garantizar su mantenimiento.
La posición de la eléctrica, controlada por el grupo eléctrico italiano Enel, contrasta con la de la población de Sant Adrià del Besòs, que en 2009 votó a favor de mantener las tres torres de 200 metros de altura como símbolo del municipio. El 82% de los participantes en la consulta apoyó esa opción.
Sigue sin resolverse en qué se podría convertir la antigua central eléctrica
La incógnita sigue siendo en qué puede convertirse y qué tipo de entidad está dispuesta o en condiciones de realizar la inversión millonaria necesaria para reciclarla en una instalación del siglo XXI. La posibilidad de crear un museo de la energía, del transporte e incluso erigirla en la sede del Memorial Democrático, como se había planteado, está descartada en una situación de estrecheces económicas como la actual. De la misma forma, se ha olvidado seguir los pasos de la central londinense de Bankside, adaptada para albergar la Tate Modern, el referente museístico británico de arte moderno.
Mientras el futuro de la central sigue pergeñándose, Endesa irá avanzando en su desmantelamiento. Desde que dejó de operar la central ha ido retirando el material que allí almacenaba. La primera fase de los trabajos consistió en vaciar el patrimonio que la compañía había ido acumulando en esas instalaciones y retirar las cisternas de fuel y de gas que habían servido para abastecer de combustible la central térmica.
Esa fase acabó el pasado verano y ahora se está en la labor de desmontar los aparatos electromecánicos que daban vida a la central: los dos generadores de vapor ubicados en Badalona y los equipos asociados a las turbinas de Sant Adrià. Una vez superadas esa fase se echarán abajo naves y edificios no industriales, además de los pantalanes que se utilizaban para refrigerar el agua de los circuitos. A partir de entonces se tendrá que plantear el futuro definitivo del resto de la instalación, incluidas las chimeneas.
Endesa subraya que los trabajos se deberán realizar con cuidado para permitir que continúe trabajando la subestación eléctrica Badalona, que garantiza el suministro eléctrico a 50.000 hogares de Badalona, Barcelona y Sant Adrià del Besòs. A poca distancia de las antiguas instalaciones, que ocupan 12,5 hectáreas encajadas entre las vías del tren y el mar, se encuentra la nueva central de ciclo combinado Besòs 5, que unida a otro grupo, suman una potencia instalada de 1.300 megavatios (MW).
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