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El PSPV de Alicante, en la UCI

La agrupación ha perdido 200 militantes desde que la dirige Gabriel Echávarri

El PSPV de Alicante se asoma al precipicio y está perdiendo el débil pulso que mantenía con algunos sectores sociales. Vecinos, sindicatos y colectivos cuestionan abiertamente el papel que desempeña la actual dirección que lidera Gabriel Echávarri, quien además dentro del propio partido cada día está más cuestionado. El nuevo secretario general es diputado nacional, y pasa la mitad de la semana en Madrid, queriendo controlar la acción del Grupo Socialista a distancia, pero no lo consigue. Las tensiones entre los concejales en el Ayuntamiento son palpables cada día y el grupo mayoritario de la oposición no acaba de fijar su rumbo. El resultado final es que, según datos a los que ha tenido acceso EL PAÍS del departamento de censo y afiliación del PSOE en su sede de Ferraz, la agrupación de Alicante tenía en julio de este año 1.080 militantes y en este mes de noviembre 883. Casi doscientos militantes (197 en concreto) se han dado de baja del partido desde el pasado verano.

En las manifestaciones y en las protestas socialistas que se suceden durante las últimas semanas en Alicante a los socialistas apenas se les identifica. “Ni están, ni se les espera”, ironiza un portavoz de uno de los colectivos cívicos que organiza algunas de estos actos. “El día de la huelga general había tres pancartas de los socialistas, los de L'Alacantí, la provincia y la ciudad”, se queja una militante de base, que apenas conoce a los miembros de la nueva ejecutiva, que tiene más de 50 miembros.

Gabriel Echávarri el día de la huelga de general estuvo en Madrid ejerciendo como diputado, mientras decenas de miles de alicantinos se echaban a la calle. Y ese mismo día, los ocho ediles del Ayuntamiento de Alicante acordaron no comunicar que hacían huelga para evitar que les descontaran el día de su nómina. Según fuentes municipales, dos de estos concejales se oponen a la medida y han presentado un escrito para que conste en recursos humanos su apoyo a la protesta, aunque les quiten dinero.

El nuevo secretario general, que inició su carrera política militando en Unión Valenciana, admitió en una entrevista reciente con EL PAÍS que se afilió al PSPV casi “por vecindad”, ya que se crió en Pintor Gisbert, calle donde está ubicada la histórica sede socialista. Sus enemigos en el PSPV aseguran que “no es un hombre de izquierdas y es muy ambicioso”. Sus amigos alaban la “gran capacidad de trabajo” que tiene. Pero unos y otros coinciden, en que el verdadero problema es que a Gabriel Echávarri no se le conoce. “Apenas tiene proyección social, está en Madrid muchos días, y aquí el partido ya no tiene referentes”, confiesa un alto cargo socialista, que prefiere mantenerse en el anonimato. Tras la defenestración de la portavoz, Elena Martín, en el Grupo Socialista, Miguel Ull, un médico jubilado de 71 años, es el nuevo líder municipal.

Los ediles del Ayuntamiento se reúnen con Ull cada mañana para leer la prensa y pensar hacia donde dirigen su acción política, ahora en estas reuniones de coordinación el nuevo portavoz les obliga a firmar un parte de asistencia, y a justificar sus ausencias. Los concejales del resto de la oposición, Esquerra Unida y UPyD, admiten que sus compañeros “están fatal y llegan tarde a todo”. Y es que los socialistas no tienen músculo interno, ni capacidad de reacción. Los días en los que la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, del PP, imputada en el escándalo de Brugal, estuvo declarando ante el juez en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana tardaron días en emitir una opinión.

El secretario local pretende “controlar” a los concejales en el Ayuntamiento y acabar, según él, con “la falta de sintonía” entre la dirección política y el Grupo. Con este objetivo apartaron a Gabriel Moreno de portavoz adjunto y Elena Martín renunció a ser portavoz. Por el camino dimitió Pablo Rosser de concejal y tuvo que regresar a su plaza de funcionario. Pese a los últimos enfrentamientos internos, el PSPV de Alicante no despega, carece de objetivos y está caminando hacia la UCI.

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Con una marca en declive en todas las encuestas, como es el PSOE, corren un serio riesgo de dejar de ser la segunda fuerza política en el Ayuntamiento. En las pasadas elecciones municipales ya sufrieron un serio revés. En 2007 el PSPV consiguió 14 concejales, 59.625 papeletas y un 41% de los votos, con lo que si llega a salir un concejal de Esquerra Unida hubieran arrebatado al PP la alcaldía. Pero en 2011 se quedaron con 8 ediles, casi la mitad, obtuvieron 36.255 votos y apenas un 25% de respaldo electoral. Un resultado que todavía puede empeorar.

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