Nada
Palau de la Gene. Rueda de prensa para informar sobre los acuerdos del Govern. Es la primera en campaña electoral. Lo que puede orientar sobre qué es campaña electoral y qué es comunicación usual en un gobierno. Vaya, aparece Francesc Homs. Yupi. Comunica los acuerdos del día del GovernZzzzzz. Hoy no hemos aprobado el cobro de un euro por la utilización de ropa interior, sino que hemos colaborado en la renovación urbana de Bogotá. Pero en ese punto idílico de las relaciones con Colombia, aparecen las preguntas de la prensa. La primera -zas, en toda la boca-, es sobre el caso Palau. Siguientes: desahucios, privatización del Clínic, la compra por Acciona de la Companyia d'Aigues del Ter mientras mirábamos hacia Itaca -o, glups, a Esparta-, y lo del 14N. Figuras retóricas más utilizadas en las respuestas: a) refranes dadás que jamás imaginó Joan Amades -Mas, snif, ha creado escuela-, b) eso-ya-lo-hizo-el-Tripartit, c) no tenemos competencias / avui no toquen. Y, ya puestos, d) la elisión y e) la mentira. No se trata, no obstante, de una aberración lingüística. Es el lenguaje utilizado en el Ayuntamiento de Guadalajara. O en la Moncloa. O en la Gene. Es el lenguaje institucional español desde hace 35 años. Repleto de silogismos, este lenguaje encaja con la forma española -y desde hace poco, catalana-, de transmitir la información política. El tertulianismo. Es un lenguaje orientado a la propaganda. Catalunya, en ese sentido, está viviendo su Edad de Oro de la propaganda gubernamental. España la vivió con Aznar. Empezó con lo de las Azores. Finalizó el 11M, con todo el mundo en la calle. Dos añitos. Es difícil, en fin, envolver la realidad en propaganda patriótica, cuando la realidad no tiene nada que ver, verbigracia, con lo que dice un portavoz gubernamental. Exemplum: ¿saben que la huelga general del 14N es en contra de varios gobiernos europeos, si bien no del catalán? Si este es el lenguaje de la política, imagínense el de la campaña.
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