Los espejos de la política
"Resulta sorprendente que algunos análisis en vez de resaltar la gestión realizada por el PP en Alicante centren la diana de sus críticas en la oposición"
La trascendencia y repercusión que el debate sobre el Estado de la Ciudad de Alicante ha tenido en los medios de comunicación y en las redes sociales, ha puesto de manifiesto el interés de algunos sectores en desprestigiar la política, a algunos de sus representantes, y sobre todo, a los partidos que ejercen la oposición al Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Solo así se explica la catarata de comentarios despectivos, desprestigiosos y ofensivos que se han prodigado en las últimas semanas contra algunos de los legítimos representantes de los ciudadanos que se sientan en el salón de Plenos del Ayuntamiento de Alicante y de paso contra los actuales dirigentes de la Ejecutiva local alicantina.
Resulta sorprendente que algunos análisis en vez de resaltar la gestión realizada por el Partido Popular desde hace 17 años, que ha convertido a la ciudad de Alicante en un parque temático de la construcción sin rumbo ni proyecto, centren la diana de sus críticas en los partidos de la oposición, sobre todo en el PSPV-PSOE, que, al parecer se podría deducir de sus críticas, son los responsables de las nefastas políticas del Partido Popular basadas en el clientelismo, la corrupción inmobiliaria y el despilfarro de la hacienda pública, local y autonómica, que han convertido a toda la Comunidad en un erial económico y administrativo.
Se acusa a la oposición de no tener un plan para la ciudad de Alicante, de irrelevancia y de haber centrado el debate en la petición de dimisión de Sonia Castedo por su imputación judicial. Dejando al margen la gravísima circunstancia de que la alcaldesa Castedo tenga que declarar ante la justicia como imputada por la comisión, presuntamente, de los delitos más graves que puede cometer un funcionario público, es decir, revelación de información privilegiada facilitada por autoridad, tráfico de influencias y cohecho, el Grupo Municipal Socialista planteó en el debate sus propuestas de acción política imprescindibles para detener la parálisis en la que se encuentra la ciudad de Alicante.
Planteó propuestas para el saneamiento de la hacienda local en bancarrota, para la regeneración y dinamización de los comercios de la zona centro, para bloquear el galopante paro juvenil, para dinamizar el mortecino turismo de la ciudad, para desarrollar un PGOU sin sospechas, propuestas todas ellas, que, junto a otras del programa electoral y las que se siguen sumando, forman parte del nuestro Proyecto ciudad de Alicante.
Y ya sabemos que todos estos graves problemas no se solucionan de inmediato con la dimisión de la alcaldesa o con la pérdida del poder por el Partido Popular, pero qué duda cabe que esas circunstancias constituirían el inicio de la recuperación y regeneración del proyecto Alicante ciudad, al darse la opción de desarrollar nuestras propuestas.
También es sabido que las soluciones van ligadas a la capacidad de decisión cuando se tiene el poder, la oposición puede y debe hacer propuestas, pero si el equipo de gobierno las desdeña sistemáticamente con su mayoría, esas propuestas acaban convirtiéndose en barbechos en vez de soluciones..
Y de aquellos desmanes y estos desastres no tienen ninguna responsabilidad ni el portavoz del GMS ni el líder del grupo mayoritario del PSOE en Alicante, la tienen solo y exclusivamente los gobernantes del PP, y muy especialmente la actual alcaldesa (como alcaldesa y como responsable de urbanismo en las legislaturas anteriores ) y su antecesor el Sr. Diaz Alperi junto a sus contraparte, los presuntos corruptores y mafiosos, es decir los imputados. Las manos que mecen la cuna, saben muy bien qué cuna tienen que mecer, no se confunden ni de cuna ni de criatura. Y por mucho que se repitan las falsedades e incluso las insinuaciones maliciosas sobre las relaciones sospechosas, al final de los ventiladores no hay generalmente más que frustraciones y mezquindades personales, por que olvidan que el ejercicio de un cargo público siempre tiene fecha de caducidad.
A los políticos y a los que analizan y enjuician sus actuaciones, bien se les podría aplicar la teoría de los espejos de María Zambrano que recoge en su libro España, sueño y verdad. La política debería ser un espejo en el que todos nos mirásemos para valorar qué es lo justo, lo veraz y lo más conveniente. Espejo que al mismo tiempo nos devolviese nuestra mejor imagen, la mejor de todos los ciudadanos, también la de los políticos. Este ejercicio nos liberaría de las calumnias y acusaciones falsas, al mismo tiempo que quedarían al descubierto los desvaríos y ruindades de los autoritarios y excelsos que no conciben otra verdad que no sea la suya. Algo que en el fondo no debe sorprender porque en palabras de Max Aub, España no necesita eminencias porque está llena de ellas.
Miguel Ull Laita es portavoz del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Alicante.
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