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Ecos de pop español en Vistalegre

La fiesta de la Cadena Dial reúne a una pléyade de estrellas en el Palacio de las reverberaciones. Desde Estopa a Miguel Bosé, con otros 22 nombres más

Hugo durante el concierto de Cadena Dial.
Hugo durante el concierto de Cadena Dial. CRISTÓBAL MANUEL

Un plan prometedor para una tarde otoñal (es decir, un poquillo tonta) de viernes: veintitantas figuras del pop en castellano reunidas por Cadena Dial en Lo mejor de aquí y de allí. Las entradas se vendieron a precios asequibles (15 a 20 euros) y toda la recaudación tenía como destino un proyecto de Ayuda en Acción para Honduras, así que la chavalería abarrotaba ayer el Palacio de Vistalegre con el griterío característico de los grandes entusiasmos. Desde Estopa a Miguel Bosé, con otros 22 nombres propios entre medias, las historias de amor, pasión y complicidad se hicieron corpóreas en el recinto carabanchelero. Y antes de las once, todos a casa; anoche tocaba bochinche autorizado para todas las edades.

 Era la gran celebración de la música en lengua materna, sin follow me ni vaughans de por medio. Por fortuna, los 9.500 asistentes se sabían con detalle el repertorio y pudieron ejercer de coristas aplicados. De no ser por su inquebrantable militancia, la fiesta del pop en español podría haber sido anoche, indistintamente, en húngaro o tagalo. En Vistalegre es imposible escuchar otra cosa que no sea eco, cual delegación cañí del Cañón del Colorado.

“A nosotros no nos importa, nos las sabemos todas. Aunque nos quedemos sin voz”, resumía con gesto de poca preocupación por su laringe Sonia López, de 23 años, abrazada a un par de amigas. Las chicas eran mayoría cualificada en las gradas, los mozos aprovechaban para arrancarles algún arrumaco y por el escenario desfilaba gente guapa. Como el romántico pipiolo Salvador Beltrán, al que le robó protagonismo Torito, el reportero de María Teresa Campos, enardeciendo al graderío con el bamboleo de sus rastas. O el no menos joven Felipe Santos, colombiano de sonrisa fácil. O Rasel, ese rapero sevillano de gimnasio que se ha buscado Carlos Baute para seguir convulsionando las pelvis.

Los hermanos Muñoz (Estopa) habían abierto boca en acústico con Me quedaré, uno de los escasos momentos de riguroso directo. También Chenoa, pijita y guapetona, optó por interpretar a pecho descubierto Simplemente tú y Como un fantasma con sus dos guitarristas. Los demás tuvieron que cantar sobre música pregrabada, pero a nadie le importó la procedencia real del eco.

Rafa Cano estuvo dinámico presentando el plantel: desde Belén Moreno, aún menor de edad, a la embarazadísima Shara o antiguos triunfitos como Hugo, Manu Carrasco o Bustamante. Pero el delirio se exacerbó en el tramo final, con Bosé (Aire soy) y ese traje que supera en colores al arco íris. Y todavía más con Pablo Alborán, malagueño al que le sonríe la suerte, la vida y lo que se le ponga por delante. “¡Qué pasada!”, se le escapó tras interpretar Tanto al piano y provocar un cataclismo de suspiros.

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