La calle abronca a los políticos
El malestar social por los ERE aflora en la Procesión Cívica del 9 d’Octubre
El malestar social y los recortes afloraron ayer en la Procesión Cívica del 9 d’Octubre. No hubo incidentes, solo pitadas y bronca a los políticos. El ambiente estaba caldeado antes de que la Senyera descendiera del balcón del Ayuntamiento de Valencia. Detrás de las vallas de seguridad que delimitaban el perímetro de la procesión se apiñaron decenas de trabajadores de la Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), fáciles de distinguir por el rojo de sus camisetas. Al paso de la comitiva corearon “¡Lladres!, ¡lladres!”. El expediente de regulación de empleo afecta a casi 1.200 empleados del ente.
Unos metros más allá, estaba la marea amarilla. Eran los trabajadores de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), que esperan otro ERE para 500 empleados. “¡Fuera, fuera!”, corearon al paso de la nutrida comitiva política que escoltaba la enseña. “Si no protestamos aquí, solo nos oyen los vecinos”, se quejó Julián, un oficial de subestación de 50 años que lleva 31 años en FGV, informa Alberto G. Palomo. “No sabemos hasta qué punto preocuparnos, pero para tener más resonancia hay que venir un día como estos”, añadió.
Todo en medio de un amplio operativo policial. Simpatizantes del GAV gritaron consignas anticatalanistas y un grupo de profesores de la enseñanza pública, con camisetas verdes, exigieron la dimisión de la consejera de Educación, María José Catalá, por los recortes.
El otro foco de atención de la procesión llegó a la entrada de la senyera en la catedral para el oficio religioso del Tedeum. Los concejales de EU y de Compromís escoltaron la bandera hasta las puertas, pero no accedieron al templo porque reivindican abrir el acto “a todos los valencianos” con independencia de sus creencias religiosas. El portavoz de Compromís, Joan Ribó, no asistió a la procesión por este motivo.
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