¿Pasa factura la corrupción?
La crisis económica ha hecho de catalizador que ha acelerado ese desgaste y que puede apartar del poder a los populares
Después de 17 años gobernando en la Comunidad Valenciana la estimación electoral de Metroscopia más probable para el caso de que unas elecciones autonómicas tuvieran lugar de manera inminente, aleja al PP de la presidencia del Consell: volvería a ganar pero por una mayoría simple que abriría la puerta a posibles pactos postelectorales que dejaran a los populares al margen. A día de hoy, ni siquiera con el apoyo de UPyD —el partido ideológicamente más cercano a los populares y que, por primera, vez podría entrar en las Cortes Valencianas— sumarían los 50 escaños que conforman la mayoría absoluta. El principal motivo por el cual los populares han perdido un sustancial apoyo electoral en tan solo un año y medio se encuentra, directa e indirectamente, en la crisis económica. De manera directa, porque es al Gobierno de la Comunidad a quien se le achaca, por ser suya la responsabilidad de una buena gestión, la mala situación de la economía regional y la involución que ha sufrido esta a lo largo de los últimos cuatro años. De manera indirecta, porque con el desarrollo y profundización de la crisis, la corrupción política ha emergido como un problema que afecta personalmente a los ciudadanos: de ser considerada algo que ensombrecía la imagen de la Comunidad Valenciana a ojos del resto de España pero que parecía no afectar a la economía personal —hace dos años, los valencianos situaban a la corrupción política como el tercer problema que más afectaba a la Comunidad pero en los últimos puestos de los problemas que les afectaban directamente— a ser un problema tan importante como el paro. En solo dos años se ha incrementado 10 puntos el porcentaje de valencianos que consideran que existe una gran corrupción económica en la política valenciana —ya son una mayoría: 53%—. Y el mayor incremento de esta opinión se ha producido entre los votantes populares: de un 14% que lo pensaba en 2010 a un 33% ahora. Dos años en los que los diferentes casos de corrupción en la región que han inundado las noticias parecían no pasar factura a sus responsables. Pero como ya advertía Ignacio Sánchez-Cuenca en su artículo ¿Se paga la corrupción? publicado el 16/04/2010 en EL PAÍS, los efectos electorales de la corrupción no suelen ser instantáneos, sino que actúan como un óxido que corroe lentamente la confianza en los partidos. En este sentido, la crisis económica ha hecho de catalizador que ha acelerado ese desgaste y que puede apartar del poder a los populares dos décadas después de haber accedido al poder en la Comunidad Valenciana.
José Pablo Ferrándiz es sociólogo y vicepresidente de Metroscopia. En twitter @JPFerrandiz
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