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Tormenta planetaria. Tras una nueva semana de certezas dolorosas, el principal rastro que dejan las redes es el de unos astros del fútbol en colisión. El fenómeno se desencadenó el lunes, cuando el diario Marca puso al descubierto el órdago a la jefatura del madridista Sergio Ramos, que vistió como segunda camiseta la de un compañero castigado por Mourinho. Y, como ocurre con las cosas importantes, el conflicto atizó la pulsión opinativa del personal hasta convertirlo en cuestión candente durante días. Al margen de las decenas de miles de menciones que mereció el incidente (infinitamente más que cualquier asunto de actualidad), lo relevante fue que dos de los protagonistas (el propio Ramos e Iker Casillas) eligieron sus perfiles de Twitter y Facebook para apagar el incendio. Los teóricos de las corrientes de opinión pública tendrán que abrir algún día capítulo específico para los ecos online de estas tormentas y las nuevas fórmulas para capearlas.

Modular en solitario. Si de protagonistas y órdagos se trata, la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, merece también un espacio propio por su insólita propuesta de “modular” un derecho, el de manifestación, que tanto ha dado que hablar en un sector del PP empeñado en magnificar sus efectos nocivos, especialmente tras el 25-S. La parte no prevista fue el poco respaldo obtenido entre sus jefes, los del Gobierno, y la avalancha de críticas que recibió en Twitter, espacio en el que acostumbra a debatir y exponer sus puntos de vista. Esta vez optó por bloquear a muchos de los usuarios que la criticaban. Una funcionalidad, la de bloquear, que alivia la vista de respuestas no deseadas pero no termina de mitigar el mal clima.

Actualizando perfil. Ahora que Twitter permite a los usuarios personalizar con fotografías más visibles los perfiles públicos, tiene cierto interés desentrañar los porqués de algunas de estas imágenes. En el caso del nuevo presidente de la Comunidad, Ignacio González, el ejercicio concluye rápidamente en cuanto asoma, ahí al fondo, un retrato del propio González con su mentora, entregada al disfrute del paisaje desde el cómodo mirador del supuesto segundo plano.

Sin ataduras. Otro que acaba de abandonar la primera línea es el exconsejero de Economía, Percival Manglano, toda una figura en las redes que estos días aún sigue dando las gracias a los seguidores que le animan en esta nueva etapa. Liberado ya de las obligaciones institucionales, Manglano ha vuelto a cultivar con fuerza el tuit ideológico: “Las ideas se defienden con y sin cargo”, sentenciaba rotundo hace una semana.