Paso al Philip Glass más rítmico
La iniciativa de un músico valenciano trae a España por primera vez su 'Fantasía' para timbales, estrenada por Jonathan Haas en el año 2000
Diez años tardó Philip Glass en responder al encargo que le hizo el gran timbalero Jonathan Haas de escribir un concierto para timbales. Finalmente, Haas pudo estrenarlo el 19 de noviembre de 2000 en Nueva York con la American Symphony Orchestra dirigida por Leon Botstein. Lo estrenó en el Reino Unido la Sinfónica de la BBC, también con Haas, y en Francia, la Orquesta Nacional. Doce años después de la première mundial, el Concerto Fantasy fo two timpanists and Orchestra de Glass se estrena en España, gracias a la iniciativa e ilusión, bien recogida en su entorno, todo sea dicho, del timbalero Javier Eguillor, solista de la Orquesta de Valencia.
“Tenía ilusión por hacer un concierto para timbales que resultara interesante para el gran público”, se justifica Eguillor, que hace poco grabó con la Orquesta de Bilbao, en directo y por primera vez en España, el Concierto para Timbales y Wind Ensemble del brasileño Ney Rosauro. “Descubrí el concierto de Glass y me pareció perfecto”. La obra empezó siendo para nueve timbales y ha llegado a ser interpretada con 14. Eguillor ha optado por una docena, siete para él y el resto para el timbalero de la Orquesta de Montecarlo, Julien Bourgeois, que ha sido su maestro.
“Nuestra versión del concierto
El alicantino, que ha tocado desde pequeño en las fiestas de moros y cristianos de su tierra, se ha formado en ésta, en Berlín y Mónaco. Él y Bourgeois ensayaban esta semana con sus respectivos conjuntos de timbales sobre rodamientos y un playback orquestal el concierto que interpretarán con la Orquesta de Valencia el 18 y 19 de octubre. El percusionista alicantino quería grabar este ensayo en buenas condiciones para colgarlo en YouTube y que sirva de tarjeta de presentación del estreno. El video está colgado desde hoy. “No quiero que pase inadvertido”, confiesa. Por el momento, ya ha abierto una página en Facebook con el nombre de 12 timbales en concierto.
Dice que los grandes maestros ven el timbal como “un segundo director”. Pero suele permanecer ahí detrás, marcando ritmo. “En este caso, quería mostrar el timbal como un contrabajo, haciendo melodías en un primer plano”. Compró la partitura en una tienda neoyorquina y presentó la propuesta al director de su orquesta, Yaron Traub, a quien “le encantó” y la dirección del Palau respaldó. Para la adaptación informática de la partitura al dispositivo percusivo previsto ha contado con la colaboración de Jesús Salvador Chapí, lider del grupo Amores y referente de la percusión contemporánea en este país, con quien el alicantino comparte un cuarteto de pianos y percusión.
“Su ayuda ha sido inestimable”, apostilla. “Nuestra versión del concierto de Glass es más melódica de las que circulan por ahí, que me parecen más agresivas”.
La obra tiene tres movimientos con cadencia. El primero, de carácter heróico, “recuerda un poco al principio a Misión imposible”, bromea Eguillor Pero es sólo el principio, luego avanza por otros derroteros, repitiendo estructuras, modulando tonalidades y provocando cambios de afinación en los timbales.
El segundo movimiento es lento y etéreo. El tercero, muy rápido, como si en distintas partes del planeta se interpretaran al mismo tiempo distintas danzas. Cuatro manos moviéndose sobre 12 timbales aceleradamente no dejan de impresionar. Al principio no era eso. Glass decía que el encargo había crecido hasta convertirse en un doble concierto que precisaba dos timbaleros. Con dos impresiona más, desde luego.
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