“¡El PSC se nos rompe!”

La postura que debían mantener los diputados del PSC en la votación de la resolución sobre la autodeterminación de Cataluña provocó ayer un áspero debate en el Grupo Parlamentario Socialista. Fue, sin duda, la reunión más agria de la legislatura, según varios de los presentes. En el encuentro afloraron las profundas diferencias que existen entre los 28 parlamentarios sobre la necesidad de apoyar o no la hoja de ruta secesionista que finalmente aprobó la Cámara catalana. Al final, la dirección del grupo recondujo la situación y los socialistas se abstuvieron; a excepción del diputado Ernest Maragall, quien rompió la disciplina de voto y apoyó el punto de la resolución en que se insta al Gobierno catalán a convocar una consulta secesionista.

“¡El PSC se nos rompe!”, clamaba un dirigente y parlamentario socialista, sorprendido por la postura de un grupo de compañeros de escaño que siempre se habían mostrado leales a los postulados del partido, pero que ayer estallaron con su oposición. Lo sorprendente fue que a los habituales díscolos del sector más catalanista —los exconsejeros Marina Geli, Montserrat Tura o el propio Maragall— se sumaron diputados de Tarragona, Lleida y Girona, que suman 10 escaños.

El argumento que esgrimían para votar a favor es que el PSC no podía dejar de apoyar la opción secesionista que iba a suscribir la inmensa mayoría de la Cámara.

Apelaban a la presión social y política fuera de Barcelona y a los pronunciamientos a favor de la independencia que han ido haciendo municipios en los que ellos gobiernan o tienen representación. Por todo ello, reclamaron que se diera libertad de voto para poder votar en conciencia.

La dirección del grupo se opuso con rotundidad y se empleó a fondo para evitar esa división interna en un tema de tanto calado político. “La división pública en una cuestión así hubiera sido un espectáculo tremendo”, explica un dirigente. Al final, los parlamentarios aceptaron a regañadientes la abstención.

La resolución alternativa que presentó el PSC y que resultó derrotada pedía que el Parlamento catalán se comprometiera a “promover las reformas necesarias para que los ciudadanos de Cataluña puedan ejercer su derecho a decidir a través de un referéndum o consulta acordado en el marco de la legalidad”.

Los socialistas también reclamaban la necesidad de impulsar la reforma de la Constitución para lograr lo siguiente: “Un Estado federal que garantice el máximo autogobierno para Cataluña, nos asegure un trato fiscal justo y reconozca nuestra identidad”.

Los catalanes, proseguía el texto del PSC, “habrán de decidir libremente sobre cualquier propuesta de cambio sustancial de las relaciones entre Cataluña y España, acordada entre las instituciones catalanas y españolas, a través de un referéndum en el que se plantee una pregunta clara a la que se haya de responder de forma inequívoca, aceptando o rechazando el proyecto sometido a consulta”.

La dirección federal del PSOE —que lleva semanas midiendo al milímetro sus palabras sobre este asunto— afirmó ayer que “el PSC ha dejado claro que siempre actuará en el marco legal y dentro de España y la Constitución”, informa Vera Gutiérrez Calvo. Preguntado por si el PSOE apoya un referéndum de autodeterminación o el “derecho a decidir” de los ciudadanos de Cataluña —esto figuraba en la propuesta de resolución del PSC—, un portavoz del PSOE contestó: “El referéndum de autodeterminación no lo apoyamos. La resolución aprobada por el Parlamento catalán [la de CiU], tampoco. El derecho a decidir tiene múltiples definiciones; si por derecho a decidir se entiende el derecho a la autodeterminación, el PSOE está en contra”.